A un año del gobierno de Maduro el hedor de la corrupción se hace insostenible tanto para seguidores chavistas como para extraños al proceso. Es como si el revolucionario PSUV la hubiesen convertido este último año en una centrífuga del dinero para explotar favores, hacer lobby y mover miles de millones de dólares en un consorcio de empresas de maletín que solo enriquece a sus socios, a costilla de los dineros de la Patria.
Así por ejemplo si el ministro de turismo Andrés Izarra, recibe 7.2 millones de bolívares fuertes por recomendar contrataciones a la empresa Centauro, de un tal Raúl Francois Russian Morrison, familiar del excontralor Russian, ya fallecido, e invitado a la fiesta del gran negocio de las importaciones de alimentos, está clarito que lo menos que podría hacer la Fiscalía es levantarle una estatua al “bróker” del turismo chévere en las colas de los supermercados, ya que Izarrita no sólo ha contribuido a preservar los niveles de escasez y desabastecimiento, sino que forma parte del lobby de intermediarios que trafica influencias por comisiones mientras se intensifican los niveles de hambre en el país.
Al conflicto de ingobernabilidad de Maduro, puesto en el tapete del ojo público internacional desde hace más 2 meses por las protestas de los estudiantes y la resistencia civil -con 40 muertos y una larga lista de torturados en su haber-, se le suma lo que realmente le está haciendo perder popularidad y credibilidad entre los seguidores más acérrimos de la revolución, y es la forma como se evidencia la corrupción y el despilfarro de miles de millones de dólares de los ingresos petroleros, justamente ahora que desaparece la razón social del proyecto de Chávez para mutar en un madurismo convertido en rueda de negocios y vandalismo.
Al Top-10 de la corrupción de estos últimos 15 años que van desde el plan Bolívar 2000, pasando por la carretilla de negocios de Pdvsa, el maletín de Antonini Wilson, los alimentos podridos de PDVAL, la ciudad judicial de Velásquez Alvaray, Los casos documentados a principios de 2009 en contra de dirigentes del PSUV como Luis Felipe Acosta Carlez, Diosdado Cabello, Ronald Blanco La Cruz, Gian Carlo Di Martino, José Vicente Rangel Ávalos y Juan Barreto que suman más de 711 millones de dólares, y la enorme cantidad de expropiaciones de fincas y empresas, habría que sumar el destino de los proyectos sociales y económicos por los que Venezuela se ha endeudado con China por más de 60 mil millones de dólares, además del acceso a una nueva línea de crédito por 5 mil millones de dólares para revertir el tema de la escasez de alimentos y que simplemente parecen haberse esfumado a pesar de los cientos de proyectos anunciados por Maduro en materia de producción agrícola, importación de alimentos, proyectos habitacionales y unidades de transporte que terminaron en la nada, como todo lo hecho en su primer año.
En los puntos de cuenta entregados desde el 2012 por la ex ministra para el comercio, Edmeé Betancourt, cuando Maduro era Canciller y ficha importante de las negociaciones, llama la atención la compra masiva que se hicieron de vehículos familiares a la empresa Chery Automobile CO.LTD, que llegaron en varios lotes a nuestro país, con precios que oscilaban entre 80 mil y 200 mil bolívares, que nunca fueron vistos en los concesionarios, ya que fueron negociados directamente desde el propio gobierno que operó como una gran subastadora con la clientela del mimo partido.
Fresco se encuentra aún el fraude cometido por 2 empresas socialistas de maletín en junio del 2012 en el que el gobierno pagó a empresas fantasmas 84.9 millones de dólares pertenecientes al Fondo Chino, con la finalidad de comprar tractores, pero aún se desconocen a manos de quienes fue a parar esa fortuna.
Incluso en todas estas lecturas de gestiones realizadas en Beijing y que eran entregadas en su momento al presidente Chávez, llena de asombro la forma como Cuba es metida en el paquete de los beneficios y las negociaciones que el partido comunista de China asume con las gestiones y los convenios que realiza con un solo gobierno, el cubano-venezolano, tal como lo evidencian los embajadores de ambos países, Rocío Maneiro y Alberto Blanco, lo que da cuenta que los recursos que se diligencian con China son compartidos con el gobierno cubano sin que haya ningún tipo de rendición de cuentas a los venezolanos. Pero cuando nos venden las medicinas se cobran y se quedan con el vuelto.
A pesar de todo este endeudamiento a futuro ,Venezuela está en ruinas, sin comida, sin empleo, sin aumento salarial, sin repuestos de automóviles ni unidades de transporte, sin medicinas, con Cuba tragándose parte de nuestro presupuesto y los enchufados robando parejo y tratando de vender el país por toletes.
@damasojimenez
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