La Mesa de la Unidad Democrática (MUD) está actuando más como un partido político que como una agrupación que realmente vela por los intereses de toda la oposición venezolana, estableciendo inconvenientes líneas de entendimiento con el régimen de Nicolás Maduro y asumiendo posiciones que dificultan los esfuerzos por salir de “la dictadura chavista”, denunció el ex embajador ante la ONU, Diego Arria, publica El Nuevo Herald.
Antonio Maria Delgado
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El diplomático, quien también fue presidente del Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas, dijo que actualmente existe una desconexión entre los intereses de la MUD y los de parte de los sectores de la sociedad venezolana que quiere vivir en democracia, ya que algunos actores de la MUD están tratando de sacarle provecho político a las manifestaciones de protesta que inicialmente intentó contener.
“Ellos (los integrantes de la MUD) también están enchufados, también están conectados al sistema. ¿Por qué? Porque tienen cargos públicos -tienen alcaldes, gobernadores y concejales- y en el fondo hay un co-gobierno en distintos niveles con el régimen”, declaró Arria en una entrevista telefónica con el Nuevo Herald.
Esa es una de las principales razones por las que Arria ve con desagrado las conversaciones en el palacio presidencial entre el chavismo y la MUD, cuyos integrantes se presentan como los representantes de los manifestantes que están siendo perseguidos por el régimen.
Las negociaciones solo benefician a quienes están sentados en la mesa, dijo.
“Ese llamado diálogo es un magnífico negocio”, comentó el diplomático, al argumentar que el régimen consiguió que dejara de cuestionarse su legitimidad, que no se hable más de los muertos por la represión y que dejarán de “meterse” con las Fuerzas Armadas.
El diálogo también deja de lado a los líderes políticos que convocaron las manifestaciones, la diputada María Corina Machado, el alcalde Antonio Ledezma y el dirigente Leopoldo López, quien actualmente está preso, agregó.
En la primera ronda del diálogo, los opositores lograron expresar críticas contra el régimen, en una sesión que fue televisada.
“Pero lo que se dijo es apenas la punta del iceberg”, dijo Arria, al agregar que faltó contundencia en las críticas de los opositores.
Para Arria, el diálogo solo sirve para legitimar al régimen, mientras que la MUD pasó a convertirse en “la oposición leal al régimen”.
De preocupación es el posible efecto que el diálogo puede tener en los esfuerzos internacionales para sancionar al régimen.
Arria dijo que iniciativas de este tipo en las Naciones Unidas y el Congreso de Estados Unidos podrían verse perjudicadas ante la imagen generada por el diálogo de que Venezuela se encuentra en una etapa de “aparente normalización”.
“¿Cómo se van a aplicar sanciones, cuando los representantes [de la oposición] están diciendo que están en un proceso de diálogo y ya van por la segunda reunión?”, preguntó Arria.
La imagen que se está proyectando es la de normalización, y eso está generando resistencia ante la exigencia de sanciones, dijo.
Arria señaló que aún cuando no puede afirmarse totalmente que la MUD dejó de hacer oposición, lo que sí puede decirse es que la organización está conectada a la arquitectura política construida por el chavismo y que tiene intereses dentro de ella.
Esa es la razón por la que la MUD insiste en una salida electoral, incluso cuando la agrupación acusa al chavismo de ejercer un férreo control sobre el Consejo Nacional Electoral (CNE) que imposibilita la realización de comicios libres y transparentes en el país.
“Se han apoderado de la franquicia electoral [de la oposición]. Tienen el monopolio, y eso tiene un precio muy alto para todos los partidos. Entonces lo defienden a muerte. No están defendiendo a Venezuela. Están defendiendo una franquicia electoral”, comentó Arria.
“No estoy diciendo que están necesariamente en contra de Venezuela, pero el objetivo fundamental son los intereses de sus partidos políticos por encima a los de Venezuela”, dijo.
Al defenderse de este tipo de acusaciones, la MUD argumenta que a la oposición venezolana le ha ido mejor las veces que ha decidido competir dentro del sistema que cuando ha optado por separarse en protesta.
Como ilustración, los integrantes de la Mesa de la Unidad Democrática mencionan con frecuencia el boicot a las elecciones parlamentarias del 2005, donde la oposición se abstuvo de participar entregándole al chavismo el control absoluto del poder legislativo.
En las elecciones parlamentarias del 2010, la oposición participó y sacó el 50.36 por ciento de la votación nacional.
Pero alteraciones de los distritos electorales realizadas por le CNE para favorecer al chavismo, llevaron al oficialismo a ocupar el 60 por ciento de los escaños pese a haber sacado menos votos que la oposición.
Y también están las pasadas elecciones presidenciales del 2013, en las que el candidato de la oposición Henrique Capriles acusó a Maduro de cometer fraude.