La relación entre los humanos y los animales data de hace más de 10 mil años. En varias ocasiones, se cree que las mascotas reaccionan de una menear especial con su dueño, pero de acuerdo a la ciencia, solo se trata de un acondicionamiento ante ciertos estímulos.
Sin embargo, estudios neuroquímicos recientes comprueban que ciertos animales, como los perros y los gatos, secretan la misma hormona, la oxitocina, que los humanos durante circunstancias íntimas y afectivas. La oxitocina es una hormona relacionada con el afecto, el reconocimiento y establecimiento de las relaciones interpersonales; razón por la cual, se le ha llegado a apodar “molécula del amor” o “molécula afrodisíaca”.
Mientras que en las mujeres, la oxitocina se libera durante la actividad sexual, la gestación y el parto para establecer vínculos afectivos, en los humanos en general, esta hormona aumenta la confianza y autoestima, reduciendo el miedo social.
De acuerdo con un estudio de Paul Zak, tanto las mascotas (en especial los perros) como los humanos también secretan la oxitocina después de haber jugado juntos. Por consiguiente, conforme esta hormona aumenta en el animal, incrementa sus años de vida. A diferencia de los gatos, los perros parecen tener un vínculo más fuerte con sus dueños, secretando más de esta molécula.
Por el otro lado, también se descubrió que los perros ayudan a reducir el estrés más que los gatos.
El estudio se llevó a cabo en un refugio de animales en Arkansas, EEUU. Ahí se tomaron muestras de sangre de un perro doméstico y una cabra, quienes solían jugar entre ellos.
El objetivo era dejar que jugaran libremente para que, después de 15 minutos, se pudieran obtener las muestras. Así se descubrió que el perro tuvo un incremento de 48 % en sus niveles de oxitocina; lo que quiere decir que sentía cierta cercanía con la cabra, considerándolo como su “amigo”.
Mientras que la reacción de la cabra fue un incremento de 210 %, permitiendo especular que ella estaba ciertamente enamorada del perro. De hecho, el autor de la investigación explica que: “La única vez que he visto un rápido aumento de la oxitocina en humanos es cuando alguien ve a un ser amado, se siente atraído por alguien o muestra una enorme bondad”.
En consecuencia, así como los humanos también pueden sentirse atraídos y amar genuinamente a alguien, es posible que los animales, en especial los perros, también lo sientan.
Vía Globovisión