Lapatilla
Ayer se celebró el día del trabajador. Pero más que al trabajador, que es cada vez más una especie en extinción en nuestra patria querida, deberíamos celebrar el trabajo. Esta palabra, entre nosotros, precedida del verbo “pasar”, no se refiere a la actividad laboral de la que uno obtiene el sustento, sino a las angustias cotidianas que las personas tienen que padecer para lograr cosas que en otros países y en otros momentos de nuestra misma historia, serían completamente normales.
He aquí una muestras de los trabajos que el venezolano de hoy enfrenta:
- Pasar trabajo para conseguir comida. Una de las principales actividades de las que se ocupa el venezolano es la de conseguir alimentos. Cada vez que uno pasa frente a un mercado, se detiene e indaga cuál de los productos que Leopoldo López acapara en Ramo Verde, se consiguen allí. Hacer mercado ya no es una tarea fácil, ahora hay que hacerla en famila, en operación comando. Mientras un miembro del grupo cuida el carrito (lo recomendable es ponerse de una en la cola de la caja -que dura dos horas- y hacer mercado desde allí), el esto se lanza a la avendtura de conseguir leche, aceite, harina y lo que “jalle”. De este “pasar trabajo” surgen nuevos trabajos: hay cajeras que por una módica suma te incluyen en su lista y te mandan mensaje de texto cuando llega algo, sólo que quien paga más sube en la lista. Tambien hay buhoneros que con precios de neoliberalismo salvaje te resuelven la vida.
- Pasar trabajo con la electricidad. La ausencia de energía eléctrica complica la existencia. Hay lugares en los que la luz se va varios días seguidos por culpa de Henrique Capriles que se la vive gastando el presupuesto de Miranda en el entrenamiento de iguanas come cable. El caso es que la comida en la nevera se pudre sin que la nevera pregunte por las preferencias políticas de su dueño. Se mata usted por un pollo y luego se lo tiene que comer entero a juro, para que no se le eche a perder. De allí el origen de los problemas de obesidad de los que habla el gobierno. Con la luz se va el agua y pasa usted trabajo para bañarse, aunque no hay nada más sabroso que bañarse con totuma, según el manual oficial.
La lista de los trabajos que se pasan en estos tiempos es tan larga que ameritaría un libro, la más agobiante es la de mantenerse vivo en medio de este clima de inseguridad que la MUD produce con su plan de entrenamiento de malandros. Pero también se pasa trabajo para usar el transporte público, para conseguir un pasaje, para que el sueldo alcance con la inflación promovida por María Machado, para conseguir medicamentos, para ir a un hospital, para que los hijos se eduquen… todas esas cosas para cuya resolución uno elige a los gobiernos en nuestra tierra se convierten en un continuo “pasar trabajo”.
Por eso, si ayer celebramos el día del trabajador, no está mal conmemorar hoy el día del trabajo que quienes tienen la obligación constitucional de facilitarnos la vida nos hacen pasar.