“Convoco a las fuerzas políticas del país dispuestas a servir al pueblo, a conformar un gobierno de unidad nacional que traiga muchos años de prosperidad a todo el pueblo panameño”, expresó Varela, en un mensaje de tono conciliador en que se comprometió a erradicar la corrupción.
Con el rostro bañado en sudor después de atravesar una multitud que lo aguardó en un hotel capitalino y lo recibió con abrazos y aclamaciones, el futuro presidente de Panamá llamó a un cambio en la política para convertirla en “un servicio, no un negocio”.
“Mientras muchos panameños vivan en piso de tierra, mientras les falta agua potable, mientras no tenga salud, yo no voy a permitir que ni un centavo de los fondos que le pertenecen a cuatro millones de panameños se desvíe a algo que no sea servir al pueblo panameño”, expresó.
Su intervención marcó un distanciamiento del tono confrontativo que caracteriza al actual presidente Ricardo Martinelli, del cual se convirtió en opositor visceral después de ser vicepresidente de su gobierno.
“La época de la confrontación, la época del irrespeto queda en la historia, y viene un gobierno humano, un gobierno de consenso, un gobierno de unidad nacional”, anticipó sobre su gestión, que comenzará el 1 de julio.
En ese sentido, dijo que su gobierno trabajará por la igualdad, “que va a defender los recursos del pueblo y que no va a tolerar la corrupción”.
Varela, del conservador Partido Panameñista, ganó las elecciones con 39% de los votos, siete puntos arriba del oficialista José Domingo Arias, de Cambio Democrático, escrutados el 80% de las mesas electorales, según el Tribunal Electoral.
Tras su intervención, Varela se trasladó a la sede del Tribunal Electoral.