Los montículos y los geoglifos lineales en el valle Chincha, en el sur de Perú, probablemente se usaron para marcar el solsticio de verano y otras actividades culturales en la sociedad antigua, según un artículo que publica hoy la revista Proceedings of the National Academy of Sciences.
El estudio lo encabezó Charles Stanish, del Instituto Cotsen de Arqueología en la Universidad de California, cuyo grupo investigador documentó setenta y una líneas de geoglifos en un grupo de cinco montículos y determinó que éstos formaban centros de rayos desde los cuales se extienden las líneas.
La investigación arqueológica reciente en la costa del sur de Perú descubrió un montículo y un complejo de geoglifos que data de la época de Paracas tardío (de 400 a 100 años antes de Cristo en el valle Chincha, en el departamento peruano de Ica, indicó el estudio, en el cual colaboró Laura Griffin, del Instituto Francés de Estudios Andinos, en Perú.
El complejo consiste en geoglifos lineales, figuras circulares hechas con rocas, montículos ceremoniales y asentamientos que se extienden sobre un área de 40 kilómetros cuadrados.
“Una característica notable de este paisaje modificado culturalmente es que las líneas de geoglifos convergen sobre los montículos” formando conjuntos, añadió el artículo.
Estos conjuntos o ejes a su vez contienen numerosos segmentos de líneas en pares, y por lo menos dos estructuras con forma de u que marcaban la dirección del sol poniente en el solsticio de junio en aquella época.
Las excavaciones hechas en tres de los montículos han confirmado que fueron construidos en la época de Paracas tardío.
“El complejo Chincha, por lo tanto, es varios siglos más antiguo que las líneas en el desierto de Nazca, más conocidas, y dan indicios sobre el desarrollo y el uso de geoglifos y montículos de plataforma en la sociedad de Paracas”, agregó el informe.
El valle Chincha, unos 200 kilómetros al sur de Lima, fue una de las regiones más productivas en la costa sur peruana y las investigaciones anteriores han identificado una rica historia prehispánica en la región que comienza, al menos, mil años antes de Cristo y continuó durante el período inca hasta el siglo XVI.
Los investigadores señalan en el artículo que estudiaron intensamente 32 kilómetros cuadrados en las planicies desérticas y al este de los sitios y documentaron el terreno con múltiples lecturas mediante el sistema global de posicionamiento (GPS).
El equipo empleó el programa de computación Starry Night Pro para calcular las alineaciones de solsticio para el hemisferio sur unos 2.300 años atrás, y las orientaciones de los geoglifos se determinaron de manera independiente con múltiples mediciones de GPS en el terreno y se confirmaron con brújulas de mano.
El solsticio de junio se ha movido levemente (1/5 de grado) en los últimos 2.300 años y en el valle Chincha ocurre a un azimut de 294 grados, y el artículo señaló que “el cambio a lo largo de milenios es imperceptible a simple vista”.
Los investigadores afirman que pudieron confirmar las alineaciones astronómicas “mediante las observaciones directas en el terreno durante los solsticios de junio de 2012 y 2013”.
“Tomando en cuenta los cambios de elevación y las diferencias de líneas de visión en el paisaje, el solsticio se observa (ahora) entre los 293 y los 295 grados”, señaló el estudio. EFE