El papa Francisco invitó este domingo en Belén al presidente israelí Shimon Peres y al líder palestino Mahmud Abas a rezar con él en el Vaticano, un gesto en favor de la paz en la región.
“Construir la paz es difícil, pero vivir sin ella es un tormento”, clamó el papa en la explanada de Belén, ante unas 10.000 personas, entre ellas numerosos cristianos que residen en la franja de Gaza y en Israel que llegaron para asistir a la misa.
El papa volvió a sorprender con un gesto sin precedentes al invitar al presidente israelí y al presidente de la Autoridad Palestina a “un encuentro de oración” por la paz en el Vaticano.
Una invitación que marcará el viaje a Tierra Santa y que puede ser interpretada como una propuesta de mediación por parte del papa argentino, que históricamente ha mantenido buenas relaciones con la comunidad judía argentina, una de las más importantes del mundo.
Para el portavoz del Vaticano, Federico Lombardi, se trata de una invitación formal para hablar de paz desde un punto de vista “religioso”, explicó.
“Deseo invitar al presidente Abas y al presidente Peres para que juntos elevemos a Dios una oración intensa por la paz. Ofrezco mi casa, el Vaticano, para ese encuentro”, propuso Francisco.
“La paz basada en la seguridad y la mutua confianza será el marco de referencia estable para afrontar y resolver los demás problemas”, adelantó el pontífice al ser recibido por las autoridades palestinas, y calificó de “inaceptable” la situación creada por el conflicto israelopalestino.
El mandato de Peres a la presidencia israelí termina el 27 de julio.
– Oración frente al muro de separación –
El papa tuvo otro gesto sorprendente, al hacer una parada no programada en el muro de separación entre Cisjordania e Israel, un mensaje fuerte y simbólico como los que suele realizar desde que fue elegido en marzo del 2013.
Francisco bajó de su coche y se detuvo unos minutos para rezar frente al alto muro de hormigón, en un lugar donde hay una torre de vigilancia, poco después de haberse reunido con Abas.
Con el rostro conmovido, el pontífice rezó durante varios minutos en silencio mientras tocaba el controvertido muro con alambradas, emblema de la separación entre los dos pueblos, un gesto espontáneo que ningún pontífice había realizado hasta ahora.
Una pancarta resumía el llamamiento de los palestinos: “Papa, necesitamos hablar con alguien de justicia”.
La edificación del muro, que Israel reivindica para frenar los atentados, comenzó en 2002 y ha sido considerada ilegal por la Corte Internacional de Justicia.
“La incomprensión entre las partes produce divisiones, sufrimientos, éxodo en comunidades enteras” lamentó el papa en su discurso.
Belén se convirtió este domingo en una suerte de capital del “Estado de Palestina”, que el Vaticano reconoce oficialmente desde 2012. El papa defendió de nuevo la posición de la Santa Sede a favor de la creación de “dos Estados”.
“Que se redoblen pues los esfuerzos y las iniciativas para crear las condiciones de una paz estable, basada en la justicia, en el reconocimiento de los derechos de cada uno y en la recíproca seguridad”, pidió en su primera visita a la región.
Por su parte el líder palestino Mahmud Abas acusó a Israel de intentar “expulsar” a los palestinos, tanto cristianos como musulmanes, de Jerusalén Este, anexionado por el Estado hebreo.
La histórica visita de tres días del papa argentino a Tierra Santa, organizada para conmemorar el 50 aniversario del histórico encuentro entre Pablo VI y el patriarca ortodoxo Atenágoras, se está convirtiendo en un llamamiento por la paz en Medio Oriente.
En su intensa jornada, iniciada en la ciudad donde según la tradición nació Jesús, el papa denunció las condiciones “deshumanas” en las que viven los niños en todo el mundo.
Francisco inició el sábado en Jordania su periplo en Tierra Santa. Luego se trasladará en helicóptero a Tel Aviv y de allí a Jerusalén para reunirse con el patriarca de Constantinopla, Bartolomeo I, jefe espiritual de los ortodoxos.