El derechista Óscar Zuluaga, quien lideró las votaciones de este domingo y pasó a segunda vuelta presidencial junto al mandatario Juan Manuel Santos, mantiene un fuerte rechazo frente a las FARC y promete suspender los diálogos de paz con esa guerrilla de llegar al poder. AFP
Zuluaga, quien obtuvo 29,3% de los votos (con 99,3% de las mesas escrutadas) frente al 25,6% de los sufragios de Santos, sostiene que decretaría “una suspensión provisional de los diálogos en La Habana y daría ocho días de plazo a las FARC para (…) suspender toda acción criminal contra los colombianos”.
“Es la única forma en que yo estoy dispuesto a adelantar un proceso de paz”, aseguró durante la campaña Zuluaga, de 55 años, delfín del expresidente Álvaro Uribe (2002-2010) y quien acusa a las FARC de ser una “organización terrorista” y “el principal cartel del narcotráfico” del mundo.
Esta posición intransigente fue atacada durante la campaña por sus contendores, y especialmente por Santos, quienes consideran que su eventual victoria se traduciría en el fin del proceso de negociación con las FARC, iniciado en noviembre de 2012 en Cuba y que ya ha producido varios acuerdos parciales.
Economista y con una maestría en Finanzas en la Universidad de Exeter, en Inglaterra, Zuluaga fue ministro de Hacienda durante el gobierno de Uribe y el expresidente se ha convertido en esta campaña en su principal promotor y escudero.
“Es un hombre de una gran preparación y al mismo tiempo es muy laborioso. Oscar Iván es un hombre firme y elaborado, firme pero sereno. Tengo toda la confianza en él”, dijo Uribe sobre su candidato en una reciente entrevista.
Uribe aparece además en afiches junto a Zuluaga y el apellido del expresidente es el que más gritaban los asistentes a los mítines.
Identidad propia
Por hechos como estos, Zuluaga enfrentó también ataques de los otros candidatos que lo señalaban de ser un “títere” de Uribe y que en el debate presidencial del pasado jueves incluso le llevaron a responder a Santos: “Yo soy Óscar Iván Zuluaga y tengo mi identidad propia, a mí me respeta”.
Zuluaga defiende la tesis de que el actual proceso de paz traerá impunidad a los guerrilleros y asegura que continuará con la “seguridad democrática”, una política de Uribe de lucha sin cuartel a la guerrilla con la que confinó a las FARC a zonas más apartadas del país y consiguió reducir a la mitad a sus integrantes, que hoy se estiman entre 7.000 y 8.000.
Más discreto que el expresidente, Zuluaga es candidato por el Centro Democrático, un partido creado por Uribe en 2013 luego de romper relaciones con Santos y con el oficalista Partido de la U, tras el inicio de las conversaciones de paz que buscan poner fin al conflicto armado de medio siglo.
La candidatura de Zuluaga, quien también ha sido alcalde y senador, subió en las encuestas en medio de la guerra sucia que ha caracterizado las últimas semanas de campaña y que provocó la renuncia de su asesor Luis Hoyos, en medio de un escándalo por espionaje contra Santos y los negociadores de paz.
Escándalo al que más recientemente fue vinculado el mismo Zuluaga, a través de un video en el que aparece reunido con el hacker detenido por el mismo caso de espionaje que sacó de la campaña a Hoyos, su gran amigo y de mano de quien ingresó a la política a fines de los años 1980.
Con tres hijos y proveniente de una familia de empresarios, Zuluaga ha compartido su actividad política con periodos en la compañía familiar Acerías de Colombia (Acesco).
“Es un mago para desafiar las expectativas”, dice sobre Zuluaga su hijo mayor, David, quien le ha acompañado en la campaña presidencial. “Mi papá no es vergonzantemente uribista. Es (uribista) de verdad”, agrega el joven, citado en el libro “Súper poderosos” del portal La Silla Vacía.