¿Cómo es posible que un régimen que ha dispuesto en 15 años de billón y medio de dólares (es decir, un millón de millones más quinientos millardos, monto muy superior a lo recibido por los gobiernos democráticos juntos, desde Betancourt a Caldera II), no haya construido obras de vialidad, ni escuelas, hospitales, o cárceles; que ni siquiera ha hecho mantenimiento a la infraestructura y empresas heredadas de la democracia, incluidos equipos e instalaciones de Pdvsa y que, además, nos ha llevado a una ruina tan terrible como la que estamos sufriendo, hasta el punto de que somos el único país de América Latina en el que creció la pobreza en el último año? ¿Cómo entender que a 11,8 millones de personas (39%) no les alcance lo que gana para vivir, tal como revela el INE oficial, al reconocer que en el 2º semestre del 2013 un total de 9,1 millones de venezolanos no pudieron cubrir la canasta básica y otros 2,7 millones viven en pobreza crítica? Y aún peor. Según los expertos, al finalizar el 2º semestre de este año, el número de pobres puede haber aumentado en dos millones más, a causa de las megadevaluaciones de Maduro, el aumento de la escasez en más de 20 alimentos esenciales (leche y otros productos escasean hasta en un 85%) y el estallido de la inflación. El año pasado la inflación cerró en 56,2% y la de alimentos en casi 80% (79,2%). Este año ya calculan que la general podría llegar al 80% y la de alimentos al 100%. Y todo esto ocurre mientras el cínico Rafael Ramírez afirma que: “nuestro modelo económico ha sido profundamente exitoso” y el ministro Héctor Rodríguez declara que “hemos venido bajando la desnutrición (…), hoy nuestro pueblo come más y come mejor, gracias a la variedad de la alimentación”. Y lo dice omitiendo los grandes recortes que el Gobierno ha hecho a los programas sociales: Pdvsa redujo en 41% su aporte a las misiones, el Plan de Alimentación Escolar (PAE) está suspendido en casi todo el país, la FAO reconoce que Venezuela registra el precio más alto del continente en alimentos. Y con la salud pública y clínicas sin insumos.
¿Cómo explicar que con tan altos precios del crudo durante tan largo tiempo el régimen haya llegado a la quiebra del país? La escasa prensa libre que aún nos queda, nos da luces del saqueo rojo: en 10 años las importaciones ficticias alcanzaron $69 mil millones, mayoritariamente de autoría boliburguesa desde el Gobierno y de sus empresas de maletín.
La alta inflación, escasez, desempleo y corrupción que potencian la pobreza extrema, y el disco rayado del magnicidio, ahora contra la aguerrida María Corina para que no hablemos de la fábrica de pobres que es el madurismo, serán nuestros próximos temas.