No es precisamente a través de Internet donde el país navega, sino encima de una ola que nos lanza a la deriva de un mar contaminado de feroces “tiburones”, que nos devoran a pedazos e impiden que desarrollemos una vida sana y próspera como nación, mientrasa fuerza de engañosnos muestran una Venezuela de fantasías y de farsas encubridoras de la auténtica realidad.
Tal es la conclusión que podemos sacar, de una situación que día tras día se evidencia en Venezuela, ante la presencia de cada nuevo caso revelador de la gravedad del saqueo al que es sometido el país y tras de cuya denuncia, en lugar de la explicación sensata, siempre surge el llamado “trapo rojo” o la “cortina de humo” con el que se pretende desviar la atención de quienes, como dolientes de esta gran nación vilmente desangrada, nos sentimos en la obligación de mantener nuestro llamado de alerta para evitar caer en las trampas que en cada oportunidad nos arman los distintos personeros del régimen.
Porque no terminamos de salir de un escandaloso caso de corrupción, cuando entramos en otro y, tras cada denuncia, el surgimiento de una nueva táctica distraccionista que, desarrollada a través de la mayor maquinaria propagandística que pueda emplearse en cualquier otro país del mundo, llevan a un gran sector de la población a voltear la mirada hacia otro lado.
A la Asamblea Legislativa llegaron en su momento, en el 2010, las denuncias de una estafa por más de 8 mil millones de dólares a la nación, con la compra de más de 134 mil toneladas de alimentos que al final pararon en los basureros por su estado de descomposición y, para aquellos momentos, lejos de asumir la denuncia con la debida seriedad y responsabilidad, desde el parlamento se inició una persecución contra dirigentes de oposición, especialmente contra dirigentes de Primero Justicia (PJ), según lo denunciaron en su oportunidad, voceros autorizados del partido.
Recordemos, entre otros, la vulgar utilización de una cinta grabada por un empresario petrolero al dirigente de Primero Justicia, Juan Carlos Caldera, a quien le habría entregado un modesto aporte destinado a su campaña electoral hecho que, dicho sea de paso, es práctica lícita permitida en el país, la cual fue utilizada por personeros del régimen, tres meses después de su grabación, para ocultar lo que realmente constituía y constituye un delito como es regalar dinero del Estado venezolano para financiar una campaña electoral en el exterior, como fue el sonado caso de la valija con 800 mil dólares que trató de introducir en Argentina Guido Antonini Wilson, presuntamente destinado a los Kirchner.
Y la versión de la supuesta “guerra económica” de la oposición, surge precisamente muy próxima a la declaración, nada menos que de un personero del régimen del momento, como el flamante ministro de Cordiplan para entonces, Jorge Giordani, quien puso el “dedo en la llaga” al denunciar el saqueo a través de Cadivi por una cantidad superior a 25 mil millones de dólares a empresas fantasmas (evidentemente vinculadas al régimen) de cuyos productos se ignora su existencia. Denuncia que, pese a su gravedad, pues equivale a las reservas monetarias del país, tampoco mereció la atención de los organismos del Estado con competencia en la materia.
Por cierto que Giordani, también denunció, en su famosa “carta desgraciada”, el brutal gasto del Estado en las dos campañas destinadas a la hegemonía y perpetuación del régimen en el poder y, en recientes declaraciones, la también flamante Fiscal de la República desestimó la importancia del hecho.
Ahora nos aparece la aparente sucesora de Maduro,según tendencias que se mueven dentro del chavismo, María Gabriela Chávez, involucrada en un presunto “mega guiso”, denunciado ante la Fiscalía General de la República de Venezuela, por los diputados Abelardo Díaz y Homero Ruiz, como una fraudulenta compra millonaria de arroz a una empresa minorista de Argentina, con sobreprecios de 80% a 30%, con respecto al mercado.
No sabemos con qué mareo o “cortina de humo” nos saldrá ahora el régimen, para desviar la atención respecto a este caso. Pero acostumbrados como estamos a las “sorpresitas” maduristas, preparémonos para más de lo mismo; y solo nos quedaría recordar que una de las causas que influyeron en el cambio de Rey en España fueron los “deslices” de la Infanta Cristina y su esposo Iñaki con negocitos raros.
@JJMorenoA