Con el Maracaná como mítico escenario, Alemania y Argentina se enfrentan este domingo por la corona que dejó vacante España, un título mundial que puede refrendar la idea del juego alemán o consagrar a Lionel Messi junto a los más grandes de la historia, si triunfa la albiceleste.
Para los alemanes, el título significa la culminación de un proceso que comenzó hace diez años, cuando entre Jürgen Klinsmann y Joachim Löw se propusieron cambiar un modelo basado en el físico que, a fuerza de repetirse, se había quedado anquilosado.
Tantos argentinos como alemanas esperan ansiosos la gran final para ver a sus selecciones disputar y defender los colores en busca de la gran copa del mundo.