Cuando una sale de Venezuela advierte con mayor claridad el retroceso en el cual se encuentra Venezuela. El solo hecho de tomar un avión, es una odisea. Veamos.
Sales de Caracas con hasta 6 horas de antelación al despegue del vuelo ya que bajar al aeropuerto puede tomarte un par de horas. Antes de instalarse en el país la llamada revolución, llegar al aeropuerto internacional de Maiquetia no tomaba más de 40 minutos, ahora, es impredecible.
Si tiene suerte, llegas a tiempo al terminal y encuentras entonces unas instalaciones depauperadas, repletas de colas por todas partes, sin señalización adecuada para dirigirte al lugar de despacho de las líneas aéreas que aún operan en el país. Muchos podrían pensar que son tantos los pasajeros, que por eso se forman esas inmensas colas de pasajeros. Error. Las mismas se forman por el escaso personal para la atención al viajero y por las pocos vuelos existentes a los diversos destinos del mundo
Luego de chequear pasaje, boleto y equipaje, el funcionario de la líneas aérea te da la noticia que debes pasar a otra cola más para cancelar un nuevo impuesto: 127 bolívares, es decir, 127 mil de los de antes por respirar en el terminal. Lo increíble de todo esto, es que ya estas sudando la gota gorda, porque aire acondicionado, no hay. ¿Qué tal?
Ya un tanto encolerizado, se dirige una a la inmigración…otra cola más grande y sigues sin el aire que se te cobró. Comienzas a ver el reloj porque se acorta el tiempo disponible para llegar a la puerta de salida asignada al vuelo. Allí, puedes perder hasta dos horas, como fue mi caso.
Total, amigo lector, que llegas a la puerta de embarque corriendo, acalorada y un tanto molesta por tan desagradable aventura. Pero…”tenemos patria”.
Así qué tome sus previsiones, salga de su casa con más de 8 horas para dirigirse al Simón Bolívar, aunque su vuelo dure en los cielos tan sólo una hora.
Me encuentro en Bogotá, capital de Colombia, país que ha tenido unos 50 años en guerra producto de la guerrilla narco-terrorista y a los paramilitares. Afortunadamente van saliendo de ese estado de violencia y conmoción mientras nosotros en Venezuela estamos inmersos en él.
Mientras en nuestro pais vivimos nerviosos y angustiados dentro y fuera de nuestros hogares, cuidándonos de no caer en manos del hampa que se adueña cada vez más de calles, avenidas, pueblos y ciudades donde nos roban y asesinan, en este país hermano se puede caminar con tranquilidad de día y de noche. En sus calles se respira progreso. Locales de todo tipo abiertos hasta entrada la madrugada. Centros comerciales iluminados, repletos de gente, con inmensa variedad de tiendas y franquicias venidas de todas partes del mundo. Firmas que salieron de Venezuela despachadas por la inseguridad física y jurídica reinantes y que ahora dan trabajo a cientos de miles de colombianos.
Y lo que más me impresiona. Venezuela fue siempre refugio de neogranadinos que escapaban de la violencia… Ahora Colombia es refugio de talentos y profesionales venezolanos que han huido del país en busca de futuro, progreso y un modo de vivir en tranquilidad.
Dios quiera y no tengamos que esperar 40 años para cambiar las cosas en nuestra tierra.
PD: Hermoso y amigable el aeropuerto “El Dorado” de la cuidad de Bogotá… Aviones de Asia, Europa y América … Cientos de vuelos diarios. Ni una sola fotografía de Santos…sólo una frase de bienvenida a los visitantes junto a una advertencia: “El temor es que te quieras quedar”.
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@nituperez