SENIAT: 20 AÑOS DE LA MODERNIZACIÓN DE LA ADMINISTRACIÓN TRIBUTARIA.
Por Leonardo Palacios Márquez (@negropalacios).
El 10 de agosto el Servicio Nacional Integrado de Administración Tributaria y Aduanera (Seniat) arriba a su vigésimo aniversario. Su creación no fue un hecho fortuito ni producto de la improvisación. Fue el resultado de un proceso mesurado, caracterizado por la constancia frente a la adversidad de intereses que se resistían a la aplicación mecanismos reductores de la evasión fiscal que ponían en juego sus intereses económicos, una rentabilidad incrementada por la ausencia de controles aduaneros y la protección de la penumbra que la evasión dispensa que facilita el incumplimiento de sus obligaciones impositivas y demás deberes formales.
El Seniat fue el resultado de la gestión de un proyecto de modernización de la Administración tributaria anclado en la firme creencia que era tiempo de volver la mirada de los Poderes Públicos hacia su mejoramiento, que más allá de las previsiones normativas de exigencia impositivas, se hacía imperioso el fortalecimiento de la gestión tributaria, única capaz de incrementar la recaudación de recursos de fuente tributaria no petrolera, creando mecanismos de reacción en los periodos de crisis que demuelen el precio del petróleo en los mercados internacionales en virtud de la verificación de circunstancias que escapan del control interno.
La reforma administrativa ejecutada entre 1989 y 1994 (gobiernos de Carlos Andrés Pérez, Ramón J. Velásquez y Rafael Caldera) propugnó por la eficiencia y eficacia, objetivos que acompañaron la simplicidad del sistema tributario, la equidad horizontal y vertical de la imposición directa a la renta, la incorporación del impuesto al valor agregado (IVA) y la reorientación de la funciones redistributivas y de asignación de la actividad presupuestaria.
Es justo y merecido tener presente el empuje que suministró a este proceso la coordinación general del economista Carlos Stark a quien le correspondió encarar los primeros y más crudos embates contra el Plan Maestro de Reforma Tributaria y Modernización emprendido con rigor a partir de 1990. Tuvo la responsabilidad de articular entre enero de 1990 y junio de 1992 el equipo de Modernización de la Reforma Tributaria, adelantar las gestiones de convencimiento y sensibilización del sector político renuente e indiferente a la necesidad urgente de la aprobación del conjunto de leyes impositivas para hacer frente al déficit fiscal y aguda dependencia del petróleo.
Ese trabajo preliminar fijó bases sólidas que hizo viable la continuación del proyecto, bajo la coordinación económica de Gustavo García y legal de quien suscribe, en medio de la dicotomía entre la reducción del gasto interno y su reasignación, con una crisis política que demandada mayor atención a lo social, la necesidad del incremento de las exportaciones (apertura externa) y el incremento de la inversión para esos fines.
Ese proceso inercial permitió el emprendimiento institucional inédito y de enorme trascendencia que lideró entre enero y septiembre 1994, con tino y la paciencia de una gran orfebre José Ignacio Moreno León, el cual se concretó con la creación del Seniat en virtud del diseño, ejecución y divulgación de las bondades del proyecto de modernización en el mercado político a los fines de convencer que se trataba de una medida urgente, impostergable y requerida para el saneamiento de las finanzas públicas.
En fin un encomiable esfuerzo continuado que rompió el paradigma conforme al cual era difícil en nuestra medio contar con un organismo conformado por especialistas, escogidos conforme a un proceso selectivo independiente y riguroso, formado por profesionales de las diversas aéreas que confluyen en el estudio del tributo y de los sistemas de administración más modernos apoyado en una estructura tecnológica siguiendo los parámetros de medición de eficiencia y eficacia utilizados en otros países, que había atravesado por procesos similares.
La continuidad administrativa y el respeto al criterio técnico, permitió moldear una visión global y un sentimiento arraigado de la necesidad y conveniencia de una profunda reforma tendente a la modernización de la Administración tributaria a los fines de la definición y ejecución de políticas de reducción de los márgenes de evasión fiscal.
A sus veinte años no puede hablarse de la modernización del Seniat pues cuenta con una infraestructura física, una plataforma informática y métodos sofisticados que sirve de base a toda la gestión del tributo y a los procedimientos que lo conforman.
Más bien hay que hablar de los retos que enfrenta, entre los cuales, podemos mencionar:
- Una acusada globalización que implica el fortalecimiento de los medios de control frente a las novedosas formas de actividad económica que implica intensidad de flujos de capitales, bienes y servicios, que eventualmente generan externalidades negativas incubadas en los países producto de un comercio acelerado, que muta imperceptiblemente.
- Los cambios vertiginosos de tecnología que impactan las telecomunicaciones, el internet que permite una «zona libre de impuestos» en materia de transferencia de bienes y prestaciones de servicios. La aparición de medios como la red «Bitcoin» y el uso de la divisa electrónica «bitcoin» que permite transacciones, pagos y un mercado financiero desconocido sin intermediación, sin control ni regulación de ningún ente o institución, que lo hace atractivo en ambientes de gran regulación de la economía, es prueba de ello.
- Evitar sucumbir ante la creación de organismos reguladores a los cuales puede atribuírsele mayor jerarquía e importancia coyuntural en materia de costos, precios y rentabilidad sin contar con la especialidad, desarrollo institucional, capacitación funcionarial y tradición administrativa que comporta el Seniat.
- Un déficit fiscal estructural; un redimensionamiento del Estado y la tardía ejecución de una política tributaria que propugne por simplicidad, la armonización de los tributos existentes y la coordinación administrativa con otros niveles (estados y municipios) y la adecuación normativa y de gestión que derivan de la mundialización económica.
- La proliferación asistemática de contribuciones parafiscales que erosionan la base de imposición del ISLR y el equilibrio presupuestario nacional.
- Aprovechamiento de medidas como Fatca que permiten tener una fuente información de primer orden, no solo de las instituciones financieras sino de los contribuyentes en general.
- Por último, y lo más importante, se imponen con carácter perentorio el mejoramiento de los sueldos, primas y demás bonificaciones de sus funcionarios en procura de su bienestar económico. La institución debe volver hacer el modelo de gerencia publica bien remunerada, con altos niveles de preparación, incentivos que afiancen su vocación de superación, sentido de pertenencia y deseo permanencia
Es motivo de orgullo y extraordinaria experiencia haber participado entre 1991 y 1994 en el proceso previo y en su creación; formar equipo, entre otros, con excepcionales venezolanos como Carlos Stark, Gustavo García y José Ignacio Moreno León. Seniat debe ser motivo de preocupación permanente por todos los venezolanos. Tirios y troyanos debemos procurar su desarrollo institucional, más allá de la controversia política.
No en vano la Asociación Venezolana de Derecho Tributario le dedica sus XIII Jornadas Nacionales de Derecho Tributario.