Punto G: cómo aumentar su tamaño y recuperar la sensibilidad

Punto G: cómo aumentar su tamaño y recuperar la sensibilidad

Foto: Referencial
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Con el paso del tiempo y con los partos naturales, el Punto G va perdiendo su función erógena. El ácido hialurónico es usado para aumentar la superficie y el volumen de la zona, de manera que se vuelve más fácil de localizar para la paciente y para su pareja sexual, reseñó Entre Mujeres.

A casi 60 años de su “descubrimiento”, el Punto G sigue siendo objeto de debates sobre si existe o no. Lo cierto es que existe y la medicina encontró la forma de potenciar su función, a través de la aplicación de ácido hialurónico.

El doctor Gräfenberg describió al Punto G como una zona altamente erógena dentro del tercio inferior de la vagina a lo largo de la uretra (cara anterior de la vagina), justo donde se origina el cuello de la vejiga. Al tacto, esta zona del tamaño aproximado de una moneda de 25 centavos, se palpa algo más rugosa. Al ser estimulada directamente se ingurgita, es decir, aumenta de tamaño. De esta manera, este tejido “eréctil” se vuelve localizable al tacto, en similitud a los cuerpos cavernosos del pene en el hombre.





La zona rugosa descripta por el doctor Grafenberg no se palpa tan fácilmente en todas las mujeres, pero la mayoría sí presentan una mayor sensibilidad en la pared anterior de la vagina.

El Punto G va cambiando con los años y muchas mujeres van notando una pérdida de sensibilidad. Durante la peri-menopausia se produce una atrofia de la mucosa vaginal, y se pierde la rugosidad característica de la zona, lo que vuelve más difícil individualizar el área. En estos casos, existen tratamientos que ayudan a contrarrestar esta pérdida de la sensibilidad.

El Punto G se puede ampliar

Uno de los procedimientos más novedosos es la ampliación del Punto G, que se realiza con ácido hialurónico. Este método permite llegar a la zona más fácilmente: se la puede estimular mejor y, por lo tanto, tener más placer durante las relaciones sexuales.

Es un procedimiento muy simple que se realiza en consultorio, en forma ambulatoria. Es totalmente indoloro y dura alrededor de 30 minutos. Aumenta la superficie y volumen de la zona individualizada, de manera que se vuelve más accesible y fácil de localizar para la paciente, así como para su pareja sexual. Luego del proceso, las pacientes deben tener una abstinencia sexual de 2 ó 3 días. Después de este lapso, pueden comenzar a tener relaciones sexuales normalmente o a utilizar tampones sin ningún inconveniente.

Más información en Entre Mujeres

Por el Dr. Leonardo Imbriano.