La salud como derecho consagrado en la Constitución, es uno de los grandes riesgos que enfrentan los venezolanos en medio de la grave crisis que se ha acrecentado en los últimos meses, al escasear insumos elementales en el ejercicio de la medicina, colapsando así clínicas y hospitales, reseña un reportaje del diario El Impulso escrito por Alba Arráez.
Las largas listas de espera que se veían sólo en el sector público, han migrado a los centros asistenciales privados que tienen capacidad para atender sólo al 10% de la población pero actualmente recibe al 53%.
Esto se traduce en un colapso total de las clínicas, donde el déficit de insumos es tan igual o mayor que el de los hospitales dotados con ingresos del Estado. Las emergencias, áreas de hospitalización y consultas médicas, tienen más pacientes y personal que suturas, gasas y compresas, además de una extensa lista de medicamentos y equipos determinantes en la atención de usuarios.
Las salas de espera de Emergencia en las clínicas nunca están vacías. En ocasiones, los pacientes deben esperar horas para ser atendidos. Ahí comienza la historia de esas personas que luego deben ser referidas a especialistas, laboratorios y hasta quirófanos.
El doctor Fabio Adami, director médico del grupo de clínicas IDB y miembro de la Asociación de Clínicas Privadas del estado Lara, califica este caso como un tema estructural y no de personal, porque hay un gran número de usuarios que están migrando a la salud privada.
“Si no tienes más camas, puedes tener muchos médicos y enfermeras, pero, ¿dónde atiendes a los pacientes si sólo tienes espacio para el 10% de la población?”, se preguntó Adami, quien recordó que el sector privado en Venezuela sólo cuenta con 7 mil camas, 800 de ellas en Lara.
Aunque la salud pública cuenta con 47 mil camas, sólo atiende al 47% de la población, cuando el mismo presidente Nicolás Maduro ha dicho que el 90% debería ser asistido por el Sistema Nacional Público de Salud.
Es entonces ese 53% restante que tiene contra la pared a las clínicas privadas que, más allá de la Emergencia, viven una compleja realidad que ha venido en detrimento desde el pasado mes de mayo.
“Hay clínicas con enormes listas de espera en el área de resonancia magnética porque tienen infinidad de equipos fuera de funcionamiento por falta de repuestos. Además, el déficit de insumos para operar, hace que existan colas de pacientes quirúrgicos”, contó el médico.
Son apenas dos ejemplos de la crisis hospitalaria, a la cual se suma la escasez de anestésicos, soluciones fisiológicas, tubos endotraqueales en todas sus medidas, cepillos y suturas quirúrgicas, sondas nasogástricas, compresas, gasas, soluciones antisépticas, sistemas de drenaje cerrado, cestas y pinzas extractoras de cálculos, agujas de biopsias, placas de radiología, circuitos de ventilación mecánica y muchos otros insumos.
Esto se traduce en una realidad alarmante, por lo cual, a título personal, Fabio Adami considera que “de persistir esta situación y la sordera de los entes gubernamentales, probablemente en un mes sería necesario suspender intervenciones electivas y dejar las clínicas sólo para atender las emergencias que se presentan en el país (…) es un escenario razonable, porque la escasez nos está llevando a manejar los insumos con criterio de urgencias”, aseveró.
La dotación de los centros clínicos se ha vuelto un asunto de supervivencia en medio de la escasez y altos costos de insumos.
El doctor Enrique Lucena, director de la Unidad Quirúrgica Los Leones, contó que han tenido, incluso, que establecer convenios e intercambios con otras clínicas para intentar cubrir sus necesidades.
“Nos vimos en la necesidad de suspender la entrega de productos de aseo personal a los pacientes de hospitalización, explicándoles sobre la crisis que se extiende hasta la Unidad de Cuidados Intensivos, donde el equipamiento está limitado”, dijo Lucena, agregando que las compras se han vuelto una odisea.
Su comentario es reafirmado por María Cristina Briceño, jefe de compras de la mencionada unidad quirúrgica, quien destacó que los insumos no mantienen precios estables. “Tenemos 30 ítems fijos que no se consiguen en el mercado y que no tienen sustitutos, los pacientes necesitan obligatoriamente el original. Cuando finalmente conseguimos algún medicamento, el costo de compra varía porque no hay precios estables”, dijo.
Lucena recordó además que las clínicas no trabajan con Sicad, por lo que deben comprar a proveedores que sí adquieren con dólares oficiales.
A ello habría que sumarle el mercado paralelo que ha nacido en el sector salud, en medio de una realidad asfixiante. Y es que las clínicas en Venezuela tienen un margen de beneficio que no supera el 7%, y un alto porcentaje del mismo se reinvierte en mejoras de infraestructura, tecnología y equipos para tratar de atender al creciente número de pacientes.
Hospital se quedó pequeño
El principal centro asistencial de Centroccidente se quedó pequeño ante la creciente demanda de usuarios que reclaman mejor servicio, el mismo que se ha deteriorado por falta de insumos.
Esta semana, el doctor Ruy Medina, director del Hospital Central Antonio María Pineda, dijo que el problema fundamental se resuelve con dinero, por lo que el Estado debería asignar el presupuesto adecuado para que los hospitales funcionen como clínicas privadas.
El presupuesto anual asignado por el Gobierno central para el Hcamp, alcanza apenas hasta el mes de febrero, mientras que los insumos aumentan considerablemente.
Un ejemplo cercano es el de los paquetes de compresas, “gastamos seis paquetes por cesárea. Antes cada uno costaba 25 bolívares, pero aumentó a 125 cada uno, y el presupuesto asignado sigue siendo el mismo”.
Dijo que en Barquisimeto hay un déficit de unas mil camas de hospitalización, además se necesita una maternidad con al menos 500 camas, y que es precisa la construcción de un centro traumatológico.
“En el Hcamp hay 44 camas para Traumatología y tenemos 83 pacientes, en su mayoría motorizados que sufren accidentes”, dijo Ruy Medina, quien además considera insuficiente el uso de los pabellones que sólo funcionan de 7 de la mañana a 1 de la tarde.
“Vivimos en un estado Central; Lara es un cruce de carreteras y en nuestro hospital se atiende, incluso, a personas que vienen de Barinas, Trujillo y Cojedes.