“Entraron en la madrugada, eran aproximadamente 30 hombres, vestidos de negro, con armas y encapuchados”… Cualquiera que lee esto se imagina un asalto, un secuestro o una escena de cualquier película tipo SWAT, donde fuerzas especiales están realizando una operación de alto riesgo. Imagine usted estimado lector, el grupo, con sus pasamontañas con los agujeros a la altura de los ojos para poder ver y la forma violenta en como proceden cuando se tapan el rostro y saben que la impunidad los protege.
De esta forma, tipo asalto y no precisamente para atrapar delincuentes, que al parecer es el mayor “producto” que ha producido el socialismo del siglo XXI, penetraron en la Cárcel Militar de Ramo Verde (Cenapromil), para conseguirse a cuatro hombres fuertemente “empijamados y medio dormidos” para maltratarlos, tratar de denigrarlos e intimidarlos. Y es justamente esto lo primero que debemos preguntarnos los venezolanos decentes de este país: ¿Para que necesitan los carceleros -hayan sido militares o civiles- hacer esa demostración de fuerza y dominio contra los Alcaldes Enzo Scarano y Daniel Ceballos, el líder del partido político Voluntad Popular, Leopoldo López y Salvatore Lucchese, a quienes tienen bajo fuerte custodia en una cárcel militar que ya no es cualquier cosa, encerrados con candados y aislados del mundo y del resto de la población penal? ¿Qué temían conseguir? Pero sigamos…
No conforme con la agresión e intimidación que trae la acción sorpresiva por si misma, Sacarano y Lucchese fueron golpeados y vejados y todos fueron despojados de sus enseres personales, cosas que entran en un cuartico de esa categoría y además, les quitaron sus escritos, entre ellos, los apuntes que Leopoldo López había realizado para ejercer su defensa ante la próxima audiencia que tenía por delante el pasado miércoles 6 de agosto. Los cuarticos quedaron prácticamente destrozados. Ya vamos entonces imaginando que buscaba un comando de este tipo en esos cuarticos. Estos ciudadanos son presos políticos del gobierno nacional. Ciudadanos ejemplares injustamente encarcelados por motivos políticos. ¿Su material bélico? Sus ideas. ¿Sus armas peligrosas que ameritan una acción de madrugada de un grupo comando? Sus palabras.
Ahora bien, Yo tengo varias hipótesis con respecto a la capucha. Y voy a plantearlas como aquel concurso “quien quiere ser millonario”, pidiéndole a mis lectores disculpas por la trivialidad, pero es que estos tipos, no merecen más seriedad al respecto, aunque el tema de violación a los derechos humanos de estos venezolanos, si es muy serio y muy grave. A éste gobierno que ya tiene 15 años, la capucha le interesa cuando la necesita para ocultar su desfachatez. La ha utilizado para presentar testigos en juicio, y ahora encapucha a personas para amedrentar a presos políticos en las madrugadas. Entonces:
Opción A: eran militares como presumen las víctimas, de la Dirección General de Contrainteligencia Militar (DGCIM), o pudieron ser otros oficiales adscritos a otro cuerpo o incluso de la misma Institución carcelaria. Ahora bien, cualquiera vestido de negro puede identificarse si es que lo hicieron, como quieran. ¿Porqué se taparon la cara? 1- Porque saben que pueden ser identificarlos el día de mañana y denunciados por violaciones a los derechos humanos. Este numeral es válido para todas las opciones siguientes. 2- Porque les dio vergüenza ejecutar una orden arbitraria y cobarde y la capucha esconde conciencia y les dio valor para ejecutarla.
Opción B. No eran militares sino miembros de otro cuerpo de seguridad del Estado y por ello se justifica su vestimenta negra y la capucha y el irrumpir con tan abultado número de hombres en dicha cárcel, dividirse en 4 celdas simultaneamente y avalanzarse sobre ciudadanos desarmados, enpijamados, que siempre han demostrado ser gente decente y no malandros armados como los que protege de alguna forma el gobierno y que todos saben quienes son.
Opción C. No eran ni lo uno ni lo otro. Ni militares ni miembros de los cuerpos de seguridad del Estado, sino civiles que querían aprovecharse de la condición de presos de estas personas y saciar su odio, ese del que tanto se han preocupado por demostrarnos, para tratar de vejarlos y denigrarlos porque a la luz de la sociedad, ni las rejas han podido doblegarlos. Ya nada que provenga de este gobierno puede sorprendernos.
Opción D. Todas las anteriores. Detrás de una capucha, entra cualquier cosa. CUALQUIER COSA amigos lectores. Y por eso me permito como ciudadana, hasta que me prueben lo contrario, pensar e imaginar quienes pudieron aprovecharse de estas capuchas para saciar su odio contra quienes son sus peores enemigos: aquellos que despiertan conciencia y demuestran que si puede haber una mejor Venezuela, decente, de bienestar social y de progreso. Yo le pregunto a las autoridades que deben velar por el respeto de los derechos humanos de todos: ¿Porqué callan?
Seguramente faltan muchas cosas parecidas a estas por venir y por ver. Si los cuerpos de seguridad del Estado se dedicaran en pleno a combatir el hampa y las bandas armadas que mantienen a toda la población en zozobra, aterrorizadas, con cifras de decesos violentos que hoy nos hace encabezar la lista de los países más peligrosos del mundo, de la forma en como irrumpieron en cuatro celdas para demostrar quien tiene el poder a través del uso de la fuerza, seguramente quizás usted, estimado lector, pudiera caminar por las plazas y calles del país a cualquier hora del día y de la noche, sin miedo a morir en manos de quienes hoy si tienen el control de las calles de nuestro país: el hampa.
@Tamara_Suju