Desde hace unos años se han ido imponiendo cada vez más las gafas de “lentes progresivos” (un mismo lente que tiene diferentes niveles de dioptrías), que a pesar de llevar poco más de un siglo inventadas no ha sido hasta las últimas décadas cuando ha comenzado extenderse o popularizarse su uso.
Hasta entonces (y aún hoy en día) cuando alguien quería utilizar unas mismas gafas que le sirvieran para ver de lejos y de cerca utilizaba las conocidas como gafas de “lentes bifocales”, muy características por llevar un vistoso y llamativo recuadro con una graduación diferente de media lente hacia abajo.
Se atribuye su invención a Benjamín Franklin, en 1784. El famoso político e inventor norteamericano era un gran devorador de libros, pero tal y como fue haciéndose mayor su vista era cada vez menor debido a la presbicia que padecía (anomalía ocular que suele aparecer a partir de los 40 años y que reduce la visión de cerca).
Cada vez que Benjamín Franklin tomaba un libro se veía obligado a cambiar sus gafas con lentes de visión lejana por otras con cristales para visión cercana y así poder leerlo. Hastiado de esta situación decidió cortar cada una de sus lentes en dos mitades horizontales y unirlas en una misma montura combinando la visión de lejos en la parte superior con la visión de cerca en la parte inferior, así cada vez que quería leer solo tenía que bajar la vista.
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