Catapultado por la inacción gubernamental frente a la crisis económica, el bolívar venezolano extendió el viernes las fuertes caídas que venía registrando en días anteriores para establecer en el mercado paralelo un mínimo histórico al cerrar en las 90.59 unidades por dólar, así lo informó El Nuevo Herald.
ANTONIO MARIA DELGADO
ADELGADO@ELNUEVOHERALD.COM
Analistas advirtieron que de continuar la tendencia de los últimos días, el tipo de cambio probablemente caerá por debajo del sicológico nivel de 100 bolívares por dólar antes de que termine el próximo mes, dado que la moneda nacional sigue siendo golpeada por la escasez de dólares y la demora del régimen de Nicolás Maduro por anunciar lo que piensa hacer para contener la crisis.
“Sorprende la velocidad con que el tipo de cambio ha estado escalando en los últimos días. La falta de dólares, y la falta de medidas económicas, están detrás de todo esto”, comentó desde Caracas José Guerra, profesor de Economía de la Universidad Central de Venezuela.
El bolívar venezolano ha perdido su valor aceleradamente en las últimas semanas tras haber permanecido relativamente estable de mediados de abril a mediados de julio en niveles cercanos a los 70 bolívares por dólar.
Pero la moneda venezolana comenzó a perder terreno nuevamente en la segunda mitad de julio y la tendencia cobró más fuerza a lo largo de agosto, pasando desde 76 bolívares que registraba en la última semana de julio a los 90.60 del viernes, según datos del sitio de internet dolartoday.com, que monotorea las fluctuaciones de la moneda en el ilegal mercado cambiario paralelo.
A ese ritmo, que representa en promedio un incremento diario en el valor de dólar de 48 céntimos venezolanos, el tipo de cambio llegaría a los 100 bolívares por dólar para la segunda mitad de septiembre.
Según fuentes del sector bancario, parte del problema se debe a que el gobierno ha reducido la oferta de dólares en el mercado secundario, en momentos en que se prepara para los vencimientos de más de $4,500 millones en deuda previsto para octubre.
Pero la incertidumbre dentro del sector privado generado por la falta de acción del régimen de Maduro frente a la crisis también alimenta la demanda.
“Nadie quiere tener bolívares en este momento”, explicó Guerra. “Nadie quiere porque las expectativas para la economía son muy malas, y porque la inflación se está comiendo el valor de la moneda”.
El régimen había dado señales de que estaba dispuesto a modificar el régimen cambiario para comenzar a solucionar la crisis, en un intento por disminuir las distorsiones que presenta la sobrevaloración del bolívar y la escasez de dólares para las importaciones.
Los economistas habían interpretado la propuesta, introducida por primera vez por el ministro de Energía, Rafael Ramírez, como una señal de que el gobierno finalmente estaba por eliminar el control cambiario.
Pero las últimas declaraciones de Maduro dejan entrever que eso no está realmente en las cartas.
“La burguesía me dice que libere los dólares, que quieren ellos que les regale los dólares. Hemos creado diversas formas para atender los mercados. Las divisas siempre serán de la República”, expresó el gobernante la semana pasada.
Esta no es la primera vez que Maduro da un giro de 360 grados, comentó el economista Francisco Ibarra, director de la firma Econométrica.
“A la gente se le olvida, pero Maduro, hace un año fue quien sacó a Nelson Merentes del Banco Central y lo puso de Ministro de Finanzas”, comentó Ibarra en referencia a un cambio ministerial que fue interpretado por los mercados como un fortalecimiento del sector dentro del chavismo que estaba promoviendo las correcciones para evitar un mayor descalabro económico.
“Pero luego Maduro cambió de opinión, y mandó a Merentes de regreso al Banco Central, para luego darle superpoderes a [Rafael] Ramírez para que arregle la economía. Y ahora parece que Súper Ramírez ya no es tan superpoderoso, y que la unificación cambiaria que propuso ya no va”, agregó.
Agregó que la única constante en la política de gobierno es la inacción.
“Lo único que ha cambiado de un año para acá es que Maduro está más gordo. Del resto no se ha hecho nada, dando la impresión de que está enormemente inseguro y que realmente no sabe qué hacer, cómo enfrentar esto”, comentó en referencia a la graves crisis económica del país que mantiene gran parte de las estanterías de los supermercados vacios.