La escasez se ha instalado en todos los rincones del país. Es un fenómeno que obliga a cambiar la planificación habitual de las personas. Salir a comer al lugar de costumbre puede convertirse en una opción descartada. La reducción de platos en los restaurantes es una nueva realidad que impacta de forma negativa los ingresos de los establecimientos, donde los precios han aumentado hasta en 100% desde enero, y la cartera de clientes ha disminuido. El Carabobeño
Los comercios que enfocaban su oferta de venta en personas jurídicas que adquirían productos al mayor ya no existen. Ese mecanismo de compra por cajas o bultos de alimentos parece haberse extinguido. Propietarios de negocios de comida deben realizar el ya acostumbrado peregrinaje para abastecer el inventario de sus cocinas.
Manuel Peñaloza tiene 14 años con un restaurante de almuerzos en la avenida Bolívar Norte de Valencia. Desde mediados de 2013 comenzó a cambiar el menú a diario, y a reducirlo de 15 platos a tan solo 5. “Debo vender lo que consigo. Compro y después me siento a planificar las comidas”. Ya no puede complacer a sus clientes más exigentes que le pedían más de dos contornos. “Esa época de bonanza se acabó”.