El hombre se montó en San Antonio del Táchira, con par de cajas de cartón. Después de una hora de cola en la avenida Venezuela, una femenina de la Guardia Nacional, joven, de cabello rubio, empezó la inspección. “¿Qué lleva ahí?”, repetía en cada puesto de la unidad de Expresos Bolivarianos, hasta que avanzó a la penúltima fila. Entonces guardó silencio. “Usted sabe”, le balbuceó el hombre, de unos 60 años, mientras delicadamente le entregaba dos billetes de 100 bolívares. La uniformada los empuñó con naturalidad y continuó la requisa, publica La Nación.
Ocurrió el pasado lunes 8, a mediodía, a escasos metros de la Aduana Principal. Entre la aduana y el puente Simón Bolívar queda la redoma de Las Banderas. Allí tiene lugar el último de los cuatro puntos de control dispuestos en los 40 kilómetros que separan a San Cristóbal del límite fronterizo.
Los dos primeros son los de El Mirador y Peracal, donde más de un bolso se quedó sin abrir y donde nadie pidió al chofer que abriera el maletero. El cuarto y último filtro es zona de “boinas rojas”, como llaman los moradores a los paracaidistas del Ejército allí destacados. Esta vez el hombre no esperó que el militar llegase a su puesto, sino que bajó a velocidad de atleta por la puerta trasera.
“¿De quién son esas cajas?”, inquirió el revisor, detenido en la penúltima fila del bus. Se volvió a hacer el silencio. Segundos después regresó el hombre, pero acompañado de otro “boina roja”, moreno y alto, que al percatarse de la encomienda gritó: ¡Decomisado! El microcontrabandista, al pie de la escalera y más nervioso ahora, alcanzó a decirle “no, no”, mientras le pasaba dos billetes marrones.
“¡Avanzar!”, cambió de seña el uniformado. Reincorporado a su asiento, al hombre no le quedó otro remedio que compartir el episodio en tanto el autobús cruzaba el puente. “Lo que perdí ahí es poco, igual le queda a uno ganancia”, soltó. Ante la pregunta ¿qué lleva?, apenas si contestó: “usted sabe”. Agarró las cajas, las bajó a suelo colombiano, se las echó al hombro y se perdió, Parada adentro.
Pimpinas encarecidas La Parada es el corazón del “tercer país”, como describió Arturo Uslar Pietri a la frontera colombo-venezolana. Van cinco lunes desde que el paso es restringido durante siete horas nocturnas y en esta comunidad, puerta de entrada a Villa del Rosario, se abre otra realidad: a la derecha, una nube de motorizados se apiña en una cola para extracción de combustible. Del lado izquierdo, y de ahí hacia adentro, es común observar fardos, sacos y paquetes con productos de primera necesidad, esos que escasean en los anaqueles de este otro lado. “Damos mil bolívares por pimpina”, ofrece un señor oloroso a gasolina. La paga es 300 bolívares más de lo que ofrecían antes de la medida binacional.
“Eso es bueno para los venezolanos que logran pasar, pero no para nosotros. Ahora yo cancelo como 35% más por tanquear con combustible venezolano”, comparó Richard Paz, un cucuteño. Aunque un chofer de transporte público evaluó que la hilera de vendedores ahora es más corta, los pimpineros, unos 3.000 en toda el área metropolitana de Cúcuta, siguen dependiendo de la gasolina venezolana.
Ilegales todavía, acaban de acordar con la alcaldía que alejarán sus puestos de escuelas, puestos de salud y campos deportivos. Pero no de la frontera. Ni porque el gobierno les ha ofrecido líneas de crédito por 4 millones de pesos a cambio de que se conviertan laboralmente. Caminar por las nubes La acera sur de la avenida Sexta de Cúcuta es el pasillo que le hace falta a los supermercados venezolanos.
Tras un mes de acciones binacionales contra el bachaqueo, más de 10 informales siguen vendiendo leche en polvo La Campiña y Casa de Mercal, todo tipo de fórmulas lácteas infantiles, harina de maíz, por lo menos seis marcas de desodorantes, champús y afeitadoras, aceite y pañales de la P a la XXG. Todo al por menor.
“Todos los días llegan venezolanos a venderme productos”, afirma, serio, un señor de edad avanzada. ¿Y el plan anticontrabando? “¿Cuál plan?”, responde, sin perder el tono formal. Otra vendedora sí sabe que su gobierno y el vecino acordaron luchar contra esos ilícitos. Es la razón por la cual, durante el último mes, los productos le llegan a cuentagotas. “El que más se arriesga trae por ahí de a seis, pero no han dejado de venir”, pondera.
Parece que son más los compradores colombianos que los venezolanos. Al nativo le resulta beneficioso comprarles un pote de Enfagrow Premium (por citar un ejemplo) en 8 mil pesos, que 30% más caro en una cadena de supermercados. Mientras que al foráneo, con un poder adquisitivo devaluado, le cuesta desembolsar 1.000 bolívares por un producto que, a precio regulado, es 70% más económico en Venezuela. “El detalle es que allá me dicen que no hay”, remata la vendedora. Al cambio, con los buhoneros de Cúcuta un desodorante puede costar 180 bolívares; un kilo de leche en polvo, 600; y un suplemento nutricional, 1.600 bolívares.
Hasta cinco veces más caro a la luz de los precios regulados de Venezuela. Ya en dirección a San Cristóbal, en plena cuesta de El Mirador dos carros por puesto de una línea de Ureña reposan a un costado de la vía. Se quedaron sin gasolina, coincidieron los choferes. Tan diferentes y tan parecidos al hombre del bus. “Calcularon mal, que no es lo mismo. Les sacaron más de la cuenta antes de venirse”, denunció Hilda León, una de las afectadas. Incluso de regreso de Cúcuta, el contrabando al goteo sigue siendo un grifo difícil de cerrar.
“Atacar la corrupción”
Sobre los ilícitos observados en la frontera se consultó al Centro Binacional de Coordinación de Operaciones contra el Contrabando (Ceboc). Esto respondió su director, el general de división José Noguera Silva:
-Militares siguen recibiendo soborno de parte de civiles. ¿Cómo combatir esto, si bien ustedes ya han dicho que se trata de casos aislados?
-La orden del presidente Maduro ha sido la de atacar frontalmente la corrupción, sea quien sea, venga de donde venga. Estamos actuando a través de medidas de inteligencia para combatir este flagelo que, lamentablemente, se ha infiltrado en nuestra Fuerza Armada. Es aislado, como usted dice; no es una línea institucional.
-Venezolanos continúan llevando productos a Colombia. ¿Qué hacer para que se acabe esta fuga a cuentagotas?
-Recordemos que este es un convenio binacional. Tenemos contacto directo con el Centro Operacional de Colombia, ya ellos están haciendo los operativos, nos están proporcionando información sobre estructura, grupos y modus operandi de los bachaqueros. Ellos también se han comprometido a combatir el flagelo y, prueba de ello, es que en Colombia han retenido una cantidad considerable de alimentos y combustible venezolano.
Retenidas 1.552 toneladas de alimentos y más de 612 mil litros de combustible
En su primer mes, el plan de lucha contra el contrabando logró retener 1.552 toneladas de alimentos y 612 mil 974 litros de combustible. Esto en los 2.219 kilómetros de frontera con Colombia, que comprende cuatro estados. Así lo informó el general de división José Noguera Silva, director general del Centro Binacional de Coordinación de Operaciones contra el Contrabando (Ceboc). Este es el balance de retenciones por estado:
-Táchira: 466 toneladas de alimentos; 245 toneladas de alimentos de consumo animal; 47 mil 571 litros de combustible; 12,3 toneladas de fertilizantes; 14,31 toneladas de material estratégico (aluminio, cobre, cabilla); 157,49 toneladas de plástico reciclable; 59 vehículos.
-Zulia: 321,6 toneladas de alimentos; 431 mil 451 litros de combustible; 22 toneladas de alimentos para consumo animal; 156,6 toneladas de material estratégico; 11,58 toneladas de fertilizantes; 205 mil litros de lubricantes; 63 vehículos.
-Apure: 187,8 toneladas de alimentos; 64 mil 439 litros de combustible; 54,80 toneladas de alimentos para consumo animal; 544 litros de lubricantes; 87,17 toneladas de material estratégico; 35 vehículos.
-Amazonas: 103,4 toneladas de alimentos; 72,03 toneladas de alimentos de consumo animal; 67 mil 592 litros de combustible; 53 toneladas de material estratégico; 1 tonelada de fertilizantes; 1 vehículo y 1 embarcación detenidas.
Los alimentos retenidos han sido enviados a las redes de Mercal y Pdval, dijo Noguera.
438 personas fueron detenidas por el delito de contrabando durante el último mes. En promedio, casi 15 al día. El estado con más casos (298) es Zulia. Le sigue Táchira, con 103 (97 de estos con privativa de libertad), 28 en Apure y 9 en Amazonas.