Ante 253 prelados, entre ellos 191 obispos de todos los continentes, el papa dio inicio a la primera jornada de labores con un discurso corto y breve en el que garantizó “total libertad” a todos los sectores de la Iglesia.
“Hablar con libertad y escuchar con humildad”, resumió el papa.
El papa argentino, formado con los jesuitas, se presentó también como la persona que “garantiza” la libertad de palabra a todos los sectores, divididos entre conservadores y progresistas.
“Algunos cardenales no se atrevieron a decir cosas por respeto al Papa…Esto no está bien”, afirmó Francisco que impulsa una iglesia más democrática, en contacto con sus bases, con libertad de palabra.
Hablen “con tranquilidad y con paz, porque la presencia del papa es garantía para todos de custodia de la fe”, añadió.
El cambio de método de trabajo, la idea de abordar sin tapujos las situaciones difíciles, como la presión de los católicos que se vuelven a casar de poder acceder a la comunión, irritan a los sectores más tradicionalistas.
La “condición general de base es ésta: hablar claro. Que nadie diga esto no se puede decir”, adelantó el pontífice con su estilo directo.
– Dos sínodos sobre la familia –
El clima en la sala resultaba amigable pese a las tensiones de la víspera entre varios cardenales por la publicación de libros y entrevistas contrarios o a favor de conceder la comunión a los divorciados que se vuelven a casar.
La celebración de dos sínodos, ya que hay uno programado para el 2015, resulta además una forma de consulta interna inédita
“El papa quiere sobre todo escuchar y entender qué piensa la iglesia, el pueblo de Dios, sobre la familia”, explicó en una entrevista el cardenal alemán Walter Kasper, quien apoya una apertura a las parejas divorciadas que se vuelven a casar.
Otros temas delicados serán abordados durante el sínodo, como la poligamia en Africa, el matrimonio gay, asuntos hasta ahora tabú para la iglesia, que los condenaba con total rigor.
Al término de dos semanas de debates será elaborado un documento final, el cual será sometido a votación y transmitido sucesivamente a las diócesis de todo el mundo junto con un cuestionario.
El fruto de ese proceso será la base para el sínodo ordinario que se celebrará el próximo año y en el que se podrían adoptar reformas importantes para la Iglesia.
Al ilustrar a la prensa la mentalidad de los prelados durante el sínodo, el cardenal francés André Vingt-Trois recalcó que “no se trata de un debate parlamentario”, que la Iglesia no es “un régimen democrático en el que se vence por mayoría” y que lo que se intenta es encontrar “la voluntad común”, un consenso entre ideas, países y necesidades tan diferentes.
El único pedido concreto hecho por el papa Francisco fue el de abandonar el latín como idioma oficial de la Iglesia y remplazarlo con el italiano. Aún no se conoce la respuesta.
AFP