José Toro Hardy: El “precio justo”, el más injusto

José Toro Hardy: El “precio justo”, el más injusto

thumbnailjosetorohardy El “precio justo” decretado por un gobierno termina siendo socialmente el más injusto.

Si se desestimula a quienes pudieran estar dispuestos a invertir, nadie contratará  trabajadores, ni adquirirá materias primas. El resultado será una escasez inducida y un desempleo en cascada. La economía sufrirá las consecuencias y entrará en recesión.

Veamos un ejemplo cualquiera:

Una ama de casa va a comprar una bolsa de detergente y se escandaliza  ya sea por su precio o porque no lo consigue.  ¿Cómo puede esto  ocurrir –se pregunta el ama de casa-  cuando el gobierno ha dicho que el precio de venta, el costo de producción y la utilidad del empresario están reguladas?





Tratemos de analizar lo que logró el gobierno con su acción:

1º Produjo una escasez inducida del detergente, obligando al empresario a disminuir sus niveles de producción y generando colas y malestar en la población.

2º Además, al no entregarle CADIVI al empresario los dólares que le había ofrecido, no pudo este último cumplirle al proveedor. Por lo tanto, le interrumpen el suministro de materias primas importadas.

2º Al bajar la producción el empresario ya no necesita tantos trabajadores. Para nivelar el flujo de caja de la empresa se ve en la necesidad de despedir a algunos de ellos; sin embargo, no puede hacerlo porque existe un decreto de inamovilidad laboral.

3º Aún  sabiendo que existe un mercado insatisfecho que le permitiría realizar una utilidad, el empresario no sólo disminuye su producción, sino que también abandona sus planes de expansión con lo cual numerosos trabajadores se quedan sin oportunidades de empleo, lo que se extiende a  todas las empresas que le hubieran podido vender materias primas e insumos. Hace su aparición el desempleo.

4º Como la naturaleza humana es por definición maximizadora, siempre habrá quien esté dispuesto a comprar el detergente que consiga para acapararlo y después venderlo a mayor precio. Nacen así  el mercado negro y las figuras del acaparador y del especulador, que no podrían existir en un mercado bien abastecido.

5º Adicionalmente, debido a los desequilibrios macroeconómicos que padece el país (que también son inducidos), los controles que impuso el gobierno conducen a que aquí  existan precios artificialmente más bajos que los del país vecino. Hace su aparición el contrabando de extracción.

6º Dado que tanto el acaparamiento, la especulación, el mercado negro y el contrabando son figuras penadas por la ley, no cualquier mortal se atreve a hacerlo. Se requiere la autoría o la protección de algunas autoridades para minimizar los riesgos.  Se extiende así la corrupción y el tráfico de influencia en los más variados niveles de la administración pública, incluyendo los militares.

7º El empresario -posiblemente una transnacional- se vio además afectado por otro problema que arrastra desde hace varios años: No ha podido repatriar dividendos porque existe un control de cambio que se lo impide.

Bajo estas adversas condiciones provocadas por políticas publicas dogmáticas e ignorantes, la empresa a la cual nos referimos termina por cerrar su fábrica esperando por mejores tiempos.

9º Reaccionado frente a esa decisión, el gobierno se apodera de la fábrica desestimulando cualquier potencial nueva inversión. Eso se llama inseguridad jurídica.

10º Al producir menos o al cerrar, la empresa  paga menos impuestos porque ya no tiene utilidades. Hace su aparición el déficit fiscal.

11º Para aumentar sus ingresos fiscales y cubrir su déficit, el gobierno opta entonces por transformar los dólares que obtiene del petróleo en mayor número de bolívares. Hace su aparición la devaluación.

Mientras tanto, nuestra ama de casa sigue sin conseguir el detergente. Cabe preguntarse ¿por qué sube el precio del detergente y por qué escasea? ¿Es acaso culpa de  especuladores?

La respuesta es un rotundo ¡NO! La responsabilidad de que suban los precios es del gobierno. Para poder financiar su déficit le ordenó al Banco Central que imprimiera más bolívares. El dinero así obtenido es profundamente inflacionario (High power currency). Crece la masa monetaria sin que crezca la producción de bienes y servicio. Existe en el sistema una cantidad de bolívares cada vez mayor tratando de comprar una cantidad de bienes cada vez menor. Estalla la inflación, después la hiperinflación y finalmente la estanflación.

Estamos pues ante un problema que tiene muchas facetas.  En lugar de atacar aquellas que le competen, el gobierno pretende imponer a trocha y mocha todo tipo de controles al sector privado con lo cual sólo logra empeorar la situación. El verdadero culpable no es otro que el gobierno que, como de costumbre, pretende achacarle la culpa a otros.

Un país en el que exista control de cambios, control de precios, inflexibilidad laboral, déficit fiscal, un Banco Central sin independencia que financia el déficit e inseguridad jurídica es un país condenado al empobrecimiento.  Si se agita ligeramente,  ese cóctel puede ser altamente explosivo.

pepetoroh@gmail.com

@josetorohardy