Dos grupos se enfrentan en el sector Cambalache de Puerto Ordaz, uno pide respirar aire puro y no “más humo”, mientras que otro reclama el derecho al trabajo, estos últimos advirtieron que no van a permitir que el Gobierno clausure el vertedero, según ellos es el que le produce el sustento de su familia.
Bladimir Martínez Ladera/ Nueva Prensa de Guayana
La diatriba comenzó hace pocos, luego que el humo que sale de la quema de desechos sólidos inundó la ciudad, también parte de San Félix, ocasionando en algunos lugareños asfixia, problemas en la piel y en el sistema respiratorio.
La protesta que hicieron los afectados movilizó a distintas autoridades gubernamentales, incluyendo a representantes del Ministerio del Ambiente, quien dejó en acta que dicho relleno sanitario sería clausurado para evitar que continuara ocasionando contaminación ambiental y enfermedades en la población.
Residentes de este sector decidieron colocar una barricada a un lado del distribuidor, en tanto que trabajadores del vertedero ubicaron otra a pocos metros de la entrada de esta comunidad, ellos amenazaron con no desistir si el Gobierno llegaba a cerrar por completo el botadero.
Cansados
“Este problema que tenemos…no es la comunidad que debe resolverlo, tampoco darles respuesta a las personas que trabajan en el botadero, sino el Gobierno”, fueron las palabras de una de las vecinas a Pedro Marín, miembro del Ministerio del Ambiente.
“Nosotros reclamamos aire puro y decimos no más humo para la población”, acotó Yajaira Morenos, otra persona de la multitud.
El compromiso de la clausura firmados por lugareños y Ministerio del Ambiente se firmó a las 6:33 minutos de la tarde del viernes entre la nube de humo que salía del relleno sanitario, cuya humareda cubrió toda la ciudad.
Los manifestantes explicaron que el vertedero colapsó hace varios años pero las autoridades locales se negaban a asumir responsabilidades, aun sacrificando de esta manera a una población de más de 5 mil habitantes, sin incluir a los residentes de Puerto Ordaz.
“La quema que hicieron hace poco, el humo que sale de la basura se estancó en la comunidad. Anoche (sábado) los niños, ancianos y demás vecinos no logramos dormir. La contaminación era tan grande que la picazón en el cuerpo era insoportable y son más de 30 años que llevamos con este problema”, afirmó Eloy Villanueva.
Para los afectados el botadero colapsó hace 17 años, “demasiado aguantamos y muy generoso fue Dios que en esta comunidad no se desató una epidemia producto del enjambre de moscas que invaden nuestras casas, sin incluir el olor nauseabundo en horas del mediodía y en las noches”.
Mirian Hernández, dijo que después de la decisión de clausurar este lugar, ellos estarán atentos para no permitir más entradas de camiones al botadero, además piden que las máquinas que hacían el trabajo para debilitar la humareda regresen nuevamente al relleno sanitario.
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