Así como en 2006 y en 2010, el Partido de los Trabajadores (PT) superó hoy en las urnas los escándalos de corrupción que le salpican desde hace meses y ganó las elecciones con Dilma Rousseff, con quien seguirá gobernando Brasil hasta 2019.
Rousseff fue reelegida hoy para un nuevo cuatrienio, con un 51,56 % de los votos, frente al 48,44 % que obtuvo el opositor Aécio Neves, del Partido de la Social Democracia Brasileña (PSDB), con un 99,02 % del censo escrutado.
El PT está en el poder desde 2003, cuando ganó por primera vez con Luiz Inácio Lula Silva, y llegó al proceso electoral que hoy concluyó con la ajustadísima victoria de Rousseff herido por un turbio asunto de corrupción destapado en la estatal Petrobras.
La mayor empresa del país está en el centro de una investigación judicial que averigua denuncias que abarcan desde lavado de dinero hasta su supuesto papel de “caja chica” del PT y otros partidos de la coalición que respalda a la presidenta reelegida hoy.
El escándalo comenzó a inicios de este año, cuando se denunciaron supuestos ilícitos en una operación mediante la cual la petrolera estatal adquirió una refinería en Estados Unidos.
La compra de la refinería de Pasadena pareció ser solo la punta de un inmenso iceberg de desvío de dinero estatal en el que estarían implicados decenas de políticos, en su mayoría miembros de la base oficialista aunque también otros de diversas formaciones del arco opositor, incluido el PSDB de Aécio Neves.
Las denuncias sobre los escándalos en Petrobras arreciaron una vez que comenzó la campaña electoral y en buena medida marcaron el proceso, al punto de que unas nuevas acusaciones que salpicaron a Rousseff incendiaron los ánimos en los últimos dos días.
El pasado viernes, en una edición que salió a la calle un día antes de lo habitual, la revista Veja publicó en su portada unas impactantes fotos de Rousseff y de su antecesor Luiz Inácio Lula da Silva, bajo el título “Ellos sabían de todo”.
Aludió así a las corruptelas en Petrobras y aseguró, sin citar fuente alguna, que el cambista Alberto Yousseff, preso por esos asuntos, habría reconocido ante la policía que la presidenta y su mentor político estaban al tanto de esas corruptelas.
La veracidad de esa información fue puesta en tela de juicio por el abogado Antonio Figueiredo, defensor de Yousseff, quien dijo que no tenía conocimiento de esa declaración, pese a que estuvo presente en cada testimonio de su cliente ante la policía.
Rousseff reaccionó con indignación y acusó a Veja de intentar “manipular la voluntad popular”, pero el episodio le dio alas a Neves para renovar las acusaciones de corrupción que esgrimió contra la presidenta y el PT a todo lo largo de la campaña.
La ofensiva postrera de Neves finalmente fracasó y el PT volvió a sobreponerse a unos escándalos de corrupción, con los que convive desde 2005, cuando a mitad del primer mandato de Luiz Inácio Lula da Silva se denunció un turbio asunto de sobornos en el Congreso.
Ese escándalo marcó las elecciones de 2006, en las que a pesar de ello Lula renovó su mandato por otros cuatro años, y también las de 2010, cuando el PT postuló por primera vez a Rousseff.
La actual presidenta ganó esas elecciones aún sobre el impacto de la trama de sobornos en el Parlamento, que finalmente fue juzgada en 2012 y llevó a la cárcel a 25 políticos y empresarios, entre ellos influyentes ministros y dirigentes del PT.
En las elecciones de 2010, la campaña de Rousseff también fue empañada por denuncias de tráfico de influencias que salpicaron a Erenice Guerra, a quien la entonces candidata había dejado como sucesora en su cargo de ministra de la Presidencia.
Sin embargo, la candidata del PT sorteó cada una de las denuncias y extendió la permanencia de su partido en el poder a doce años con la primera victoria de Rousseff en las urnas.
Este domingo, el PT ha vuelto a imponerse a los escándalos, pero la investigación en torno a las corruptelas en Petrobras continúa abierta en la policía, la justicia y el Parlamento, que hace tres meses creó una comisión especial para esclarecer el caso.
Aunque Rousseff seguirá gobernando, la sombra de la corrupción se extenderá aún sobre el PT y ningún analista duda de que oscurecerá la política brasileña durante los próximos meses y será la principal arma de la oposición, que a lo largo de esta campaña se ha reforzado y representa ahora a casi la mitad del país.
Eduardo Davis/EFE