¡Urge un cambio de gobierno y de Poderes Públicos! ¡Vivir en Venezuela es difícil! ¡Aquí campea la corrupción, la injusticia y la segregación! Aquí es imposible denunciar las violaciones de la Constitución, el desacato a las leyes y los delitos de corrupción cometidos por funcionarios gubernamentales o militantes del partido oficial. Esta aberración va desde los voceros de Consejos Comunales hasta llegar a los más altos jefes de la cúpula roja.
Todo, porque las instituciones funcionan solo para los militantes de los partidos de la “revolución”. Así es como “cuidan” a sus torcidos, mezquinos y parcializados intereses. Además, lo hacen sin el más mínimo rubor ni escrúpulo, rompen contra todo instrumento legal sin importarles nada. Es por eso que los denunciantes, además de enfrentarse a la amenaza y a la censura previa, son neutralizados por las sistemáticas alcabalas tendidas por funcionarios y burócratas. Muchos “gobierneros” oficialistas, se atreven a decir: “Quien tiene el poder hace lo que le da la gana.” Es así como en este sistema de impunidad y de mora social, los denunciantes quedan en la más completa indefensión, además de ser burlados y ridiculizados.
Todos sabemos que un buen sistema político, poseedor de una administración efectiva, impide abusos y desviaciones. La crisis política llegó en momentos, en que gran parte de la población venezolana, no estaba preparada, éticamente, para enfrentar a este tipo de desafíos. La decadencia y la crisis de toda índole, se agudizan más, bajo sistemas, con tendencia a corromperse y corromper. Aquí, son pocos los que evitan la arremetida de lo antiético, porque quienes gobiernan, los empujan a ser clientes y rémoras de la corrupción.
Los gobernantes y funcionarios corruptos que violan la ley, los jefes de la delincuencia organizada y los delincuentes comunes, son malos modelos sociales. Esto hay que decirlo y reiterarlo, porque pareciera que se tienen como ejemplos a seguir. Si cerca de cada uno de nosotros moran personas que delinquen de manera recurrente y sus delitos, abiertamente, quedan impunes, esto infunde desconfianza contra quienes administran la ley. Lo peor, es que la gente perciba que los delincuentes están respaldados por autoridades civiles, militares y policiales; o que las mismas, están minadas por la corrupción y la delincuencia. Estos son los modelos que captan niños, niñas y adolescentes. Realidad que la gente evidencia y comenta por todas partes. Es por ello que los venezolanos, sienten que viven en el mismo infierno; donde la caudalosa creciente del río de la violencia; si no los silencia, los mata, los hace cómplices o, en último lugar, la fuerza de la desesperación los empuja a la ilegal práctica de hacer justicia por sus propias manos. Vivir de este modo, es tener la vida colgada de un vilo. Por ello urge, cambio de Gobierno y de todos los Poderes Públicos.
Los venezolanos quieren que los Poderes Públicos identifiquen y procedan a retirar a estos delincuentes y calaveras de sus puestos de trabajo; porque le hacen daño al espíritu de la nación. Igualmente, aspira a que la Comisión Presidencial para la Transformación de los Cuerpos Policiales sea, ciertamente, para combatir a la delincuencia común y organizada. Pues, sería doloroso pensar que únicamente haya sido inspirada, a causa del vil y lamentable asesinato del joven diputado Robert Serra. Si la inquietud se inclina por allí, probablemente, esa “Revolución policial” va a ser usada para reprimir a la disidencia. Porque el discurso de la vocería gubernamental no es nada inocente, los hechos precedentes, así lo infieren. Puesto que, desde el principio, al unísono y sin pruebas creíbles, culpan a la oposición de ese horrendo crimen. Su vocería atorrante, pareciera venir de rostros estereotipados y de actores trasnochados que siembran dudas. Pues, estas acusaciones irresponsables del gobierno, responden al relato de guerra y de exterminio. Lo inquietante, es que este relato va dirigido a más de los dos tercios de la población venezolana. Acusación, que por lo generalizada es injusta. Llega a nuestro domicilio con la carga de que algo se adviene de manera amenazante, que algo irracional y peligroso pudiera estallar. El pálpito de la gente, parece percibir, que el oficialismo prepara una “caza de brujas”.
La “revolución” como siempre, trata de esconder su estridente y total fracaso detrás de sus “chivos expiatorios”. El Imperio, la burguesía, la oposición y los paracos, son parabanes que el gobierno usa para esconder sus escándalos, enfriar problemas, cambiar de apariencia y eludir tormentas. Ahora, pareciera que se esconde detrás de este espantoso crimen. La verdad en torno a estos acontecimientos, la verdadera, la que está entre bastidores, la consciente, debería empujar al gobierno a una justa y edificante rectificación.
Por suerte, Venezuela tiene a una oposición ponderada y democrática. Si no fuese así, el relato impulsor de guerra y de exterminio, cargado de difamación, ventajismo, fraudes, trampas y emboscadas de la “revolución”, la hubiera empujado a la confrontación armada. La “revolución”, ha buscado y busca hostilidades con urgencia, porque cree que con el monopolio de las armas, gana la guerra.
Víctor Vielma Molina/Educador/victormvielmam@gmail.com