El Tata Nano estaba destinado a revolucionar las carreteras indias con su etiqueta de coche más barato del mundo, sin embargo su precio de saldo ha lastrado su reputación y sus ventas se han estrellado.
Ratan Tata, expresidente del imperio Tata, ideó el “coche del pueblo”, tras observar a una familia de cuatro miembros en una moto en un día de lluvia.
Con un precio de 100.000 rupias (1.285 euros), este automóvil con forma de huevo sería el primer coche de millones de indios que hasta entonces solo podían aspirar a vehículos de dos ruedas.
Cuando el proyecto del Nano se presentó en 2008 capturó la atención del mundo y se convirtió en un símbolo del poder tecnológico de la India del siglo XXI, un país que prosperaba con la “innovación frugal”.
Antes de que el primer modelo saliera de la fábrica, 200.000 personas ya habían reservado un Nano.
Entonces todo salió mal.
La puesta en el mercado del Nano se retrasó por violentas protestas en la planta en la que se iba a fabricar en el estado oriental de Bengala, lo que obligó a trasladar la producción a Sanand, en la región occidental de Gujarat.
El vehículo se puso a la venta un año después de lo planeado, lo que enfrió las expectativas acerca del milagroso coche, y cuando salió ya no era tan barato.
El modelo básico no contaba con elevalunas eléctrico, cierre centralizado, equipo de música ni aire acondicionado, en un país extremadamente caluroso y húmedo, extras que dispararon su precio.
Para colmo el enfoque publicitario fue un desastre.
La etiqueta “el coche más barato del mundo” convirtió al Nano en una sensación mediática, pero ¿quién quiere comprar lo más barato?
Un coche en la India -país donde pocos de sus 1.250 millones de habitantes pueden permitirse uno- es un símbolo de estatus social, una señal de progreso económico.
“Nadie quiere comprar lo más barato. El Nano se ha asociado en la mente de los consumidores con un producto barato, de poca calidad”, dijo a Efe Anil Sharma, analista de la consultora IHS.
“En gran parte se trata de un problema de imagen, una mala publicidad”, afirmó el experto, quien añadió que “desde el punto de vista de la ingeniería es un buen coche”.
Ratan Tata reconoció el año pasado que presentar el Nano como el “coche más barato” lo “ha estigmatizado”.
Una serie de incidentes en los primeros modelos corroboraron al público sus temores acerca de la supuesta mala calidad del modelo: media docena de Nanos ardieron poco después de estrenarse en las carreteras indias.
Para empeorar las cosas, 115.000 unidades tuvieron que pasar por el taller para la sustitución del motor de arranque, tras descubrirse un fallo en 2011.
En 2010, su primer año completo en el mercado, se vendieron 59.579 unidades del Nano, un número que ascendió al récord de 76.774 en 2012, según los datos de la consultora industrial estadounidense IHS, ya que Tata no hace públicas las ventas de sus vehículos.
En 2013, año en que el mercado automovilístico cayó un 10 % tras 11 años de crecimiento ininterrumpido, solo se vendieron 18.847 Nanos y las expectativas de IHS para 2014 son de 18.200.
La planta de Sanand tiene una capacidad para ensamblar 200.000 modelos al año.
A pesar de ello, Tata se siente confiada en restablecer la reputación de su coche tras el lanzamiento de una campaña dirigida especialmente a los jóvenes.
Un portavoz de la compañía no detalló en un cuestionario de Efe las ventas del vehículo ni si éstas se encuentran por debajo de lo esperado pero afirmó que hay un nuevo modelo del coche que está teniendo mejor aceptación.
“Estamos teniendo una buena respuesta con el Nano Twist, que atrae a profesionales de edad media y jóvenes. Esperamos que el boca a boca haya mejorado y ayude a aumentar las ventas del Nano”, explicó el portavoz, que prefirió mantener el anonimato.
El Nano Twist tiene un precio de 230.000 rupias (2.950 euros) pero cuenta con elevalunas eléctrico, cierre centralizado, equipo de música y aire acondicionado.
En un concesionario en el centro de Nueva Delhi afirman que el 70% de los Nano que venden son Twist y que los compradores suelen ser jóvenes o padres que regalan un coche a un hijo.
Es el caso de Dharmesh Gupta, ingeniero que adquirió un Nano cuando todavía estudiaba en la universidad.
“Al principio pensé que era una especie de juguete pero es un buen coche que me da todo lo que necesito”, dijo a Efe Gupta, que ha recorrido 4.5000 kilómetros con el vehículo en dos años.
A pesar del entusiasmo de Gupta por las carreteras de Delhi es difícil ver Nanos.
El Tata Nano parecía a destinado a convertirse en el símbolo de esa nueva India, país entonces aspirante a potencia mundial con tasas de crecimiento del 8 %, pero no será así, es un coche demasiado barato.
EFE