Comprometida y solidaria, Fabiola Martínez, la mujer de Bertín Osborne, amadrinó ayer junto a su «hijastra» Alejandra la presentación del proyecto solidario Kiko Nico Red en la tienda Imaginarium de la calle Serrano de Madrid. «Se trata de un osito con sus imperfecciones, para que los niños crezcan en valores humanos positivos», comentaba Fabiola. Parte de los beneficios de estas ventas serán destinados a la Fundación de Enfermedades Raras. Volcada en otra fundación –la que ella misma creó junto a Bertín tras el nacimiento de su hijo Quique– y con el fin de ayudar a las familias en su misma situación, reconoce que uno de sus «sueños-proyectos» es tener un espacio en televisión donde poder asesorar a quienes buscan ayuda y necesitan soluciones, publica abc.es.
A propósito de varias propuestas que en su día le llegaron a su marido desde distintos partidos, Fabiola comenta que Bertín no sería un buen político «porque no es nada diplomático, dice lo que piensa y es muy visceral». La hija del cantante, presente en la conversación, confirma sus palabras. Precisamente Alejandra Osborne explica que, con la Navidad a la vuelta de la esquina, aún no sabe si podrá coincidir toda la familia durante las fiestas. «Es muy complicado, porque ni siquiera vivimos en la misma ciudad», cuenta. Asegura, además, que aún no está cerrada el traslado de su hermana Claudia a Italia: «Lo más seguro es que se quede en España. Ya es bastante que me haya quedado yo sola en Sevilla».
Precisamente, la finca que Osborne tiene en Sevilla está a punto de ser vendida para comprarse una nueva propiedad en Ciudad Real. «Hay gente interesada», anuncia Fabiola. «Claro que me gusta que compre una finca, pero lo que no quiero es estar apartada del mundo. A mi edad aún me apetece hacer muchas cosas».
Volviendo al terreno de la política, Fabiola señala que «Bertín dice lo que muchos piensan, pero no se atreven a comentar en televisión». Preocupada por los problemas que Osborne mantiene con Hacienda (le reclaman más de dos millones de euros), intentan no agobiarse más de lo necesario.
Pero lo que de verdad le quita el sueño a esta venezolana son las promesas de Podemos y su ascenso en las encuestas de opinión. «Me preocupa muchísimo. Adoro mi país de nacimiento, aunque ya me considero española. Aquí llevo más de 20 años. El discurso que Podemos transmite hoy a los españoles yo ya se lo oí a Hugo Chávez. Aquella situación de la Venezuela de los finales de los 90 en parte me recuerda a la que se está viviendo aquí ahora. Hasta yo misma creí en Chávez en su día. Es muy fácil decir lo que todo el mundo quiere oír, pero explicar de verdad cómo se van a solucionar los problemas no es tan sencillo. Cuando llegan al poder, todo es diferente», advierte preocupada.