Siempre recuerdo a un viejo amigo, gallego, de bastante mas edad que la mía, de esas personas que son “recontra buena gente”, quien en su juventud, allá en Galicia, había sido militante de base o simpatizante del partido comunista de su tierra, clandestino en medio de la feroz dictadura falangista de Franco. Luego emigró a Venezuela y aquí “echó pa’lante” hasta tener su pequeña empresa. Siempre muy trabajador. Nunca mas tuvo actividad política pero siempre conservó en su corazón su simpatía de izquierda. Un día, por allá por mediados o finales de los 80, cuando las huelgas obreras de Solidaridad (Solidarnosk) en Polonia estaban en su apogeo, desafiando al régimen comunista, de partido único, gobierno “de la clase obrera” muy antiobrero, (¿les suena familiar?) yo andaba muy entusiasta con aquella rebelión que “pintaba” un cambio profundo, hasta mejor que el de la “primavera de Praga” de 1968 que fue aplastada por los tanques soviéticos.
No se cual sería la noticia de impacto de aquel día, llegada desde los astilleros “Lenin” de Gda?sk, quizás alguna huelga de mucha fuerza que paralizaba media Polonia. Mi amigo me miró con aire de reflexión profunda, un dejo de tristeza, como quien revisa su vida entera y me dijo: “como que todo siempre fue un engaño”. Me sorprendió y no supe que decirle pero lo comprendí. Sabía lo que para él significaba el derrumbe de una ilusión de juventud aunque la invasión soviética a Checoslovaquia ya debía haber sepultado para siempre toda expectativa, la poca que aún podía quedar para ellos tras Stalin, tras la construcción del Muro de Berlín y los abusos de Fidel Castro. Para mi, desde muy jovencito, estudiante rebelde de finales de los ‘60, inconforme con las injusticias sociales, soñador con un mundo mejor, estaba claro que el “modelo” dictatorial, no democrático, de monopolio estatal, de controles, censura, el comunista soviético (ni el maoísta), no era una alternativa que inspirara nada. Ni Guatemala ni Guatepeor. Como tantos de mi generación oteábamos el horizonte buscando otra cosa que compilara plenas libertades, amplia democracia, justicia social, oportunidades de progreso y ascenso social para todas las personas, creatividad, futuro.
Por aquellos años ni por asomo se me ocurría que en poco tiempo sería derrumbado el Muro de Berlín y, lo mejor, sin disparar un tiro, que los trabajadores polacos forzarían cambios hasta obligar al régimen a hacer elecciones y vencerlo en ellas, que la URSS se disolvería –igual sin tiros- ni que el sátrapa Pinochet sería derrotado con votos en un plebiscito. Tampoco me cruzaba por la mente que en nombre de “la revolución y el socialismo” en mi Venezuela se entronizaría, tres lustros mas tarde, un proceso de atraso e involución cien veces mas corrupto que la corrupción de entonces que me arrr… Que en esta Guayana de mis querencias, en lugar de superar carencias, ese gobierno impondría ruina y un retroceso inimaginable.
Nunca es fácil salir de las dictaduras o de los gobiernos “neo totalitarios” de éstos tiempos que sin ser dictaduras clásicas son semejantes y en algunos asuntos, peores. Ni de las dictaduras de extrema derecha como la de Pinochet o los gorilas argentinos de los 80, así como tampoco de las dictaduras de “izquierda comunista”, tipo soviética y fidelista. Hace falta coraje, determinación, tenacidad para la resistencia, organización y al mismo tiempo hace falta mucho mas que los simplismos estériles del “tener b…” o de creer que todo se reduce a embestir la pared cual toro embravecido porque quien no lo haga es “traidor” (uff, ¡cuan parecido es eso a lo peor y mas intolerante del chavismo!).
Todas las revoluciones democráticas que han tenido éxito (España, Chile, Checoslovaquia, Polonia, Alemania, Suráfrica, etc) y sobre todo las que han logrado trascendencia para abrir largos períodos de democracia, convivencia, gobernabilidad y progreso han tenido liderazgos políticos que junto al coraje, la lucha social y política, exhiben inteligencia con mucho talante democrático, sin fanatismos ni revanchismos. Con transiciones serenas. Solidaridad y Walesa usaron el coraje de las huelgas y también negociaron. Las dos cosas que requieren valor y firmeza. El cambio al, final, tras la quiebra del monolitismo, llegó con votos. La Concertación Democrática en Chile participó de un plebiscito –en condiciones altamente desequilibradas- al que la dictadura debió llegar a regañadientes. La resistencia chilena fue de mucho pundonor tras tantos crímenes, torturas, desapariciones y exilio que fue “la obra” del militarismo pinochetista por 15 años. Así como resistieron supieron luchar también en el terreno del voto. No fueron tontos. Mandela, ya sabemos, negoció con los que cometieron las atrocidades del “apartheid”. Supo resistir y luchar. Supo abrir la puerta del futuro. En España, los que debían ser los herederos de Franco acordaron con los rivales republicanos y de la izquierda, los antiguos enemigos de la guerra civil, una transición democrática ejemplar. En todos esos casos hubo fanáticos exacerbados, de lado y lado, que denostaron de los cambios. Nadie se acuerda de ellos y en cambio sí de Mandela, Lech Walesa, Vaclav Havel, Ricardo Lagos, Patricio Alwyn, Felipe González, Adolfo Suárez, etc.
Nuestro P&C de ayer generó debate, comentarios y respuestas. Que bien. Afortunadamente la inmensa mayoría en tono positivo, cada quien apuntando puntos de vista. Aunque son pocos, no faltan y son lamentables, los fanáticos exacerbados. Encontré un par que manifestaron que no les interesa ni leer ni conocer mas de esos procesos. “¿Para que?. Lo único que hay que hacer es calle y que caiga el gobierno. El resto, lo demás, es ser traidores que piden esperar sentados hasta 2019”. ¡Ufff!. Uno decía sentirse insultado ante la posibilidad de tener que leer y enterarse. Alguno que habla como Cabello-Varela pero en la acera rival. Nunca faltan los que, igual que en el fanatismo oficialista, a falta de argumentos, insultan y descalifican. Hay quienes creen que en países como Polonia o Checoslovaquia “no tenían el problema de Venezuela de la influencia negativa de Cuba y el G2”. Y que por eso no tiene validez nuestra reflexión. ¡Caramba! ¿Y la Stasi, y el KGB, y el Pacto (militar) de Varsovia, y la invasión soviética a Checoslovaquia?. No faltaron unos pocos que piensan que “aquellos pueblos si eran luchadores no como nosotros”. Lo veo distinto. En muchos casos, los venezolanos hemos sido hasta mas luchadores y resistentes. En 15 años aquí nunca hubo silencio. El tema es mucho mas amplio. Sigue abierto.
TIP 1: Parece que “El Colombia” era “El Venezuela”. Asegura el embajador de Colombia en Venezuela que el sujeto buscado (y detenido) por ser uno de los asesinos del diputado Serra y al que Maduro ha identificado con el alias de “el Colombia” es venezolano de nacimiento y de 40 años de edad aunque sus padres son colombianos. Y dice que no tiene ningún antecedente en el paramilitarismo. Vaya.
TIP 2: Leido en twitter: 1.- @FernandoMiresOl “No se puede luchar por la democracia sin ser democrático, no solo en los fines, sino sobre todo en los medios. Aunque se pierda” 2.- @TablanteOficial (Carlos Tablante) Muy bueno el articulo de @damianprat sobre las dictaduras y sus caídas 3.- @laureanomar “Discurso de Kennedy en Berlín 1963 que recomienda @damianprat …Excelente, podríamos quitar Berlín y poner Caracas”. 4.- @jesuscasique1 “Inflación acumulada enero 1999 – agosto 2014 3.233,2%. Desde que entró en vigencia la Reconversion Monetaria 592,4%. “A todo vapor”.