La Sinfónica Juvenil de Caracas culminó esta semana su quinta gira por Europa, un tour en el que conquistó al público de siete ciudades de amplia tradición musical, y logró animar a varios de estos destinos a reproducir el modelo de enseñanza del laureado Sistema de Orquestas de Venezuela.
La gira, que se inició el 31 de octubre y culminó el pasado 17 de noviembre, llevó a los 200 chicos que integran la Juvenil de Caracas a destinos en los que nunca antes se había presentado como Zúrich, París, Hamburgo, Zagreb, Budapest y Gotemburgo, mientras que en Viena acudieron por segunda vez.
El tour se inició con una presentación en el teatro Tonhalle de Zúrich y siguió en los escenarios Laeiszhalle de Hamburgo, el Cité de la Musique de París, el Vatroslav Lisinski Concert Hall de Zagreb, el Liszt Academy Concert Center de Budapest, el Musikverein de Viena y el Konserthuset de Gotemburgo.
En todas las ciudades un público conmovido y emocionado, aplaudió de pié, ovacionó y pidió bis, e incluso varios de los destinos decidieron iniciar un proceso de réplica del proyecto social conocido como El Sistema, creado por el premio Príncipe de Asturias José Antonio Abreu, y del que forma parte la Juvenil de Caracas.
El Sistema de Orquestas se inició hace 40 años en Venezuela y es promovido por Abreu como un proyecto social que utiliza la enseñanza de la música para combatir la pobreza, integrar a los niños en la sociedad y ayudarles a subir su autoestima.
El profesor del Sistema Javier Montilla, doctor en Ejecución Instrumental, explicó a Efe que bajo el modelo venezolano se le da “un gran valor” al niño desde muy pequeño, lo que significa “no subestimarlo”, una metodología que el docente y sus colegas del proyecto explicaron a sus pares de Hungría.
“El niño puede tener la posibilidad de abarcar grandes obras y lo han demostrado por ejemplo los niños de la Orquesta Infantil de Venezuela, que es un fenómeno que a nosotros mismos nos sorprende y eso que nosotros sí creemos en sus posibilidades”, comentó.
El director ejecutivo del Sistema, Eduardo Méndez, señaló que gracias a este tour se sellaron acuerdos de asesoramiento de los maestros venezolanos para la aplicación del modelo en la parte de Europa que se visitó, esa que justamente tiene una gran historia musical sinfónica y ha dado al mundo importantes compositores.
“Esto es algo que está creciendo y se está contagiando en muchas partes”, dijo Méndez en Gotemburgo, el último de los destinos de esta gira, donde también recordó que ya son más de 40 los países en los que este modelo se ha replicado.
Al ser copiado en territorios desarrollados o con bajo índice de pobreza, el modelo se utiliza con otros fines, siempre sociales, como el caso de Suecia donde se activó en 2010 con la ayuda del afamado director venezolano Gustavo Dudamel para integrar a los niños inmigrantes en la sociedad.
“Acá a Gotemburgo ha venido gente de todo el mundo, que hablan un montón de diferentes lenguas y hay un montón de culturas, no se entienden y entonces ahí trabajamos con el Sistema”, explicó Camila Sarner, presidenta del Sistema de Orquestas en Suecia.
Justamente fue en Gotemburgo donde la Juvenil de Caracas sostuvo un encuentro musical con sus similares suecos, un evento que se denominó Side by Side, en el que incluso interpretaron juntos el movido Mambo de Bernstein que obligó a los músicos europeos a tocar y moverse.
Sarner celebró el intercambio entre chicos de Caracas y de Gotemburgo porque, señaló, a los suecos les hace falta esa “expresividad y apasionamiento” que muestran los venezolanos.
En efecto, los músicos venezolanos se entregan a la interpretación, mueven sus cuerpos al tocar el instrumento, sonríen constantemente durante los conciertos y muchos se han memorizado las partituras y cierran sus ojos, entregados.
“El publico de acá de repente pudiera sentirse frío pero lo emocionante es que después de tocar logramos quitarles esa frialdad con el producto de la música”, resaltó a Efe la fagotista de la Juvenil de Caracas, Celene Salgado, de 18 años, de gira con una orquesta del Sistema por primera vez.
Salgado confesó que sintió ganas de llorar tras cada concierto con la reacción del público de las ciudades visitadas y destacó el caso de Budapest, donde la audiencia “muy divertida” les aplaudió “rítmicamente”.
“Este era un escalón al que yo quería subir, que era hacer la gira, pero ahora que termina, ahora quiero mucho más, ahora hay conciertos que montar, festivales en los que participar”, comentó.
Abreu, que acompañó toda la gira, recordó a Efe, que el esquema de enseñanza del Sistema es aplicable en todas partes del mundo y contempla, entre otros aspectos, que los que más saben pasen a formar a los que están llegando y que todos sean incluidos en una orquesta rápidamente para sentirse integrados y estimulados a continuar.
“En este camino no hay límites”, recalcó el maestro.EFE