Se nota en las caras. Hay cansancio, y lo que falta. Los cabecillas de la llamada “Revolución bonita” no tienen la más mínima idea de cómo salir de la crisis política, económica y social que ellos mismos instituyeron en el país, y ahora lanzan de manera apresurada un paquete express de 28 leyes, aprovechando los últimos suspiros de una Habilitante que fue aprobada para combatir la indetenible corrupción en Venezuela.
El objetivo de esos poderes especiales, sin duda, no era acabar con la corrupción, sino alcahuetearla, de lo contrario se habrían impulsado reformas para luchar contra el nepotismo en la administración pública, el incremento del gasto público, el uso de bienes del Estado para fines personales, como lo fue el innombrable escándalo de la niñera de Jaua en Brasil. Caso totalmente silenciado desde el Gobierno central. ¿A caso no es corrupción que el “Protector de Miranda” viaje con su familia aprovechándose de una colita de Pdvsa? ¿No es delito ocultar un arma de fuego en el equipaje? El asunto trató de elevarse a debate en la Asamblea Nacional pero lamentablemente los camaradas del Psuv votaron en contra. Uno de sus parlamentarios incluso llegó a decir que “para nosotros no tiene mayor relevancia en este momento ese tema”. ¡Mucha inmoralidad la de esta gente!
Pero el descaro es aún mayor cuando escuchamos los argumentos de Nicolás Maduro al anunciar la creación un cuerpo policial anticorrupción. “Es una lucha de mil demonios, primero contra los antivalores del capitalismo”, dijo.
¿Señor Presidente a quien engaña? Más capitalistas que quienes hoy están en el poder no hay. ¿Dónde están nuestras reservas internacionales? ¿Dónde están los dueños de las empresas maletín a quienes ustedes asignaron divisas, mientras a los laboratorios les niegan los dólares para importar materia prima y medicamentos sumamente necesarios en el país?
Lo peor es que los delincuentes de cuello blanco seguirán desangrando al país, con la amnistía del Ejecutivo y es que al aprobar la creación de tan innovador cuerpo anticorrupción Maduro fue claro: “El presidente podrá declarar carácter secreto, reservado o de divulgación limitada de información, hecho o circunstancia que en cumplimiento de sus funciones se tenga conocimiento por parte del Cuerpo Nacional Anticorrupción”.
Otras reformas que sin duda alguna, lejos de acabar con la crisis económica, pudieran implosionarla, son las tributarias. Ellos gastan y el pueblo sigue pagando las consecuencias.
El conjunto de leyes aprobadas por el presidente de la República, vía habilitante, permitirá tener un ingreso superior a 150 mil millones de bolívares en el año 2015, a costa, una vez más, del sacrificio de los venezolanos. Un pueblo que día a día le sale al paso a una inflación superior al 70%, que debe hacer milagros para adquirir los productos de la cesta básica cuyo precio se ubicó en 26.576,04 bolívares en Octubre de este año, lo que representa 6,3 salarios mínimos, si se consiguen los artículos claro está.
Un golpe bajo para esta nación, rica en ganas y voluntad para seguir viendo hacia adelante, pese a la crisis. Una muestra más del fracaso de este gobierno. ¡Fortaleza Venezuela!