Pese a que un vidente dijo que el avión se accidentaría, los pasajeros de un vuelo de la aerolínea brasileña TAM entre Sao Paulo y Brasilia contaron este miércoles que el viaje fue “tranquilo” y salpicado de buen humor.
Incluso, para dar una señal de confianza, un alto funcionario de la compañía se montó en la aeronave.
“Yo no sabía nada, mi sorpresa fue cuando entré al avión y estaba casi vacío”, contó la trabajadora bancaria Anelise Randoni al sitio de noticias G1, una vez que desembarcó en la capital brasileña (centro).
“Pero mi mayor sorpresa fue cuando llegué y tenía millones de mensajes preguntando si estaba todo bien. Fue todo tranquilo”, contó.
Hace unos días el reputado vidente brasileño Jucelino Nóbrega da Luz registró una de sus visiones en una notaría de Sao Paulo (sureste).
Según da Luz, en un sueño tuvo la premonición de que el vuelo JJ3720 de las 08H30 local (10:30 GMT) de este miércoles tendría un problema en las turbinas tras despegar del aeropuerto de Congonhas, en Sao Paulo, y se estrellaría contra un edificio en plena avenida Paulista, una de las más importantes arterias de la mayor ciudad de Brasil.
TAM hasta decidió modificar el número de vuelo, que renombró JJ4732. El cambio es válido sólo para este miércoles.
“Había más bromas que gente nerviosa”, contó otro de los pasajeros, Alberto Ruiz. “Pero confieso que después que pasó la avenida Paulista todos se quedaron más tranquilos y empezaron a hacer bromas”, añadió.
Expertos del Servicio Regional de Protección a Vuelos de Sao Paulo y pilotos ya habían declarado a la prensa local que, pese a la visión, los aviones no pasan por encima de esa avenida cuando despegan de Congonhas.
El mismo vicepresidente de Operaciones y Manutención de TAM, Ruy Amparo, se montó en el avión. “Respetamos todas las creencias, pero trabajamos con rigor técnico”, comentó.
El vidente dijo a la prensa local que no hay más riesgo.
La AFP vio varias cámaras de televisión apostadas en la avenida Paulista esperando alguna novedad. Algunos funcionarios incluso faltaron a su trabajo y administradores de edificios cercanos alertaron a sus vecinos, pero el ritmo agitado de la avenida Paulista era vertiginoso como siempre.
AFP