Un equipo compuesto por arqueólogos de la Universidad Pontificia de Tel Aviv y expertos de la Facultad de Veterinaria de Disneyland-París creen haber encontrado la tumba del legendario ratoncito Pérez. El sepulcro, según la primera datación a ojo, tiene entre 2.000 y 850.000 años, aunque las pruebas de carbono-14 darán una aproximación más exacta cuando estén disponibles, cosa que sucederá de aquí a 3 o 47 años, según la primera estimación del laboratorio.
El hallazgo se ha producido tras años de excavaciones infructuosas en la zona del Mar Muerto. Sin embargo, la semana pasada, operarios de la compañía del Gas de Jerusalén que realizaban obras en la Explanada de las Mezquitas encontraron varios pedruscos con inscripciones antiguas y un dibujo de un ratón. El equipo de expertos abandonó a toda prisa la zona del Mar Muerto, dejando atrás equipamiento valorado en millones de dólares, y verificó que el hallazgo de los operarios del gas era el sepulcro del roedor que, según la tradición judeo-cristiana, se dedicaba al intercambio de piezas dentales por monedas o por regalos de escaso valor.
Tras retirar el pedrolo que lleva un tosco dibujo del ratón, los científicos accedieron a la cámara funeraria y encontraron un depósito de millones de dientes de leche y restos óseos de un pequeño mamífero. “Esto va a ser el ratón Pérez, fijo”, aseguró ayer Ben Guda Horowitz, arqueólogo jefe de la excavación.
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