“Es absolutamente falso que en Boca de Grita ocurrió un ataque de grupos paramilitares y una acción impulsada por el imperio norteamericano para apoderarse del Táchira. Este hecho realmente fue una respuesta de la población de la zona fronteriza, situada frente a Puerto Santander, ante el asesinato, un crimen de Estado, cometido por dos guardias nacionales, el sargento Pineda y el sargento Delgadillo, quienes le dispararon a corta distancia a un profesor de deportes, de origen venezolano, pero con ascendencia colombiana, Yofre Eslan Orejuela”, publica La Nación.
Así lo declaró este lunes en la mañana el diputado a la Asamblea Nacional, Walter Márquez Rondón, al pronunciarse sobre la muerte del mencionado docente a manos de un funcionario de la Guardia Nacional en Boca de Grita, situación que provocó reacciones violentas por parte de los vecinos de ese caserío, durante todo el domingo.
Para Márquez, se trata de un hecho injustificable, al argumentar que no prevaleció un principio de proporcionalidad de la fuerza y tampoco Orejuela estaba armado.
“Eso generó una reacción de protestas populares muy fuertes, que conllevó a una militarización del área y al cierre del puente internacional Unión, que une a Boca de Grita con Puerto Santander. Este hecho no es aislado, forma parte de otras violaciones gravísimas de Derechos Humanos, en las cuales se convierten los organismos de seguridad en comandos del crimen. Tenemos el caso, en mayo de este año, de la masacre en una tasca de La Fría, perpetrada por efectivos de la PNB; el caso del adolescente de 16 años, Leomer Tapias, asesinado en Las Mesas, por funcionarios del Cicpc; el niño que murió en Llano Jorge, por parte de un soldado del Ejército, y ahora, Yofre Orejuela, muerto por un Guardia Nacional”, apuntó.