Este lunes desde primeras horas de la mañana, la tensa situación que desde el domingo se vivía en Boca de Grita y también en Orope, a causa de la muerte del profesor de deportes, Yofre Orejuela, a manos de un funcionario de la Guardia Nacional, llegó al límite y se desbordó, informa La Nación.
Los pobladores de ambos caseríos salieron a las calles para protestar y rechazar las declaraciones que en torno a ese hecho ofreció el gobernador del Táchira, José Vielma Mora, en las que indicó que se trató de un “nuevo ataque de presuntos paramilitares contra funcionarios de la Guardia Nacional en Boca de Grita”.
Los vecinos de estas poblaciones fronterizas manifestaron estar indignados ante tal apreciación del mandatario regional, al que incluso conminaron a que se retractara de lo que dijo, desvirtuando también que la muerte de Yofre Orejuela ocurrió cuando “los paramilitares embistieron contra un puesto de la Guardia Nacional Bolivariana, donde estaban retenidos 40 mil litros de gasolina que algunas personas pretendían pasar a Colombia por la vía del contrabando”.
Señalaron que les consternaba, no solo el hecho de que le hubieran quitado la vida al profesor, sino que además lo tildaran de paramilitar; y en ese sentido, le dieron un plazo de unas cuatro horas para que el mandatario regional se presentara ayer en Boca de Grita, “que dé la cara”, o de lo contrario, amenazaron con actos aún más violentos, incluso, incendiar el puesto de la Guardia Nacional.
Representantes de consejos comunales de la zona iniciaron algo similar a una mesa de diálogo, con un alto representante militar, se dijo que con el inspector general de la Guardia Nacional, Alejandro Kerelis Bucarito, reunión en la que se suponía se aclararían los puntos de confusión que generaron las fuertes protestas, y donde se infiere, surgiría el compromiso de investigar a fondo las circunstancias en las cuales Yofre resultó herido de muerte.
Más temprano, cerca de 80 personas iniciaron las protestas frente a las instalaciones de la Policía Estadal de Boca de Grita. Trancaron la calle y también el puente Unión, con cauchos, a los que les prendieron fuego, a fin de presionar y obtener respuestas en cuanto a determinar la responsabilidad en la muerte del docente, así como para evitar el tránsito de unidades militares del Ejército y antimotines de la Guardia Nacional.
Según se apreció, esta población literalmente parecía un campo de batalla; aseguraron los habitantes que el domingo, en la tarde, fueron atacados por los militares de manera indiscriminada; en las fachadas de algunas casas y comercios se observaron los que parecieran ser no solo impactos de perdigones, sino también de balas.
Varios de sus habitantes mostraban ayer las lesiones que sufrieron por los perdigonazos.
Mientras que en Orope, tras el acto de sepultura de Orejuela, algunos manifestantes también prendieron fuego a tres vehículos de carga pesada, que previamente yacían retenidos en la autopista, en las adyacencias del punto de control de la Guardia Nacional de esa población, en acto de protesta.
Tomaron las calles y pidieron justicia. Aseguraron que las mantendrían trancadas.
Por otra parte, y de manera extraoficial, una fuente militar señaló que ocho efectivos de la Guardia Nacional se encontraban preventivamente detenidos, a fin de establecer cuál fue el que disparó contra Yofre.
Familiares del joven educador acudirán este miércoles al Ministerio Público, donde exigirán se abra una investigación y se mantenga, hasta dar con el autor del disparo que le segó la vida.
Protestas del otro lado
Del otro lado de la frontera, habitantes del municipio de Puerto Santander protestaron contra la Guardia Nacional de Venezuela por la muerte del joven profesor Yofre Esland Orejuela Madera, lo que conllevó el bloqueo del puente La Unión con cauchos quemados.
Mirian Bustos