Aunque a partir de agosto de este año el Directorio del BCV optó por no seguir publicando las cifras de inflación, es claro que la tasa de inflación general se está acercando al 80,0% y en los alimentos el aumento de los precios se aproxima al 110,0%. Las causas de ese empuje de los precios son más que obvias. En primer lugar, quien en mayor medida ha contribuido al aumento de los precios ha sido el BCV mediante la creación de dinero inorgánico que es algo así como tirar papelillos a la calle. Es decir, el BCV imprime dinero sin ningún valor. Para hacer esta operación inflacionaria el instituto emisor financia el gigantesco déficit que mantiene PDVSA. Aunque parezca mentira, esta empresa petrolera no puede cubrir sus gastos con el producto de la venta de petróleo y por ello tiene que recurrir al BCV para que proporcione el dinero faltante en su caja.
En segundo lugar, el gobierno ha venido devaluando sigilosamente al bolívar para lo cual ha trasladado bienes que se importaban a la tasa de Bs. 6,30 por dólar a las tasas de Bs. 12 por dólar y Bs. 50 por dólar, respectivamente, con lo cual los costos de los rubros importados han registrado un incremento sostenido. A ello se añade una depreciación violenta del bolívar en el mercado paralelo de divisas, que durante la segunda semana de diciembre se estima en más de 60,0%. Con una pérdida de valor del bolívar de esa magnitud más las devaluaciones de las tasas de cambio oficiales, es lógico esperar una aceleración de la inflación.
Cuando los precios comienzan a subir se crea un estado sicológico en la gente según el cual esos aumentos son indetenibles y se genera de esta forma expectativas que refuerzan esa creencia. De esta manera, quienes reciben un pago en bolívares suelen gastarlo de inmediato y a su vez los que obtienen ese pago hacen lo mismo porque mientras más demora teniendo el dinero mayor es la pérdida que debe asumir. Por tanto, la moneda circula más rápido y en algunos casos de manera frenética hasta que se causa un aumento explosivo de los precios.
Este desborde de la inflación encontrará caldo de cultivo en 2015 debido a que el gobierno, ya sin reservas internacionales, seguirá trasladando bienes importados a las tasas de cambios más devaluadas y también por el hecho de que ante una caída de los precios del petróleo, el Ejecutivo seguirá exigiendo que el dócil e irresponsable Directorio del BCV siga imprimiendo billetes sin respaldo para enjugar los déficit de PDVSA y de otras empresas del Estado.