El personaje de James Bond, el espía más célebre de la ficción, rodeado siempre de coches lujosos, mujeres despampanantes y martinis, fue concebido en Portugal, donde su creador, Ian Fleming, se inspiró en los entresijos del espionaje durante la II Guerra Mundial.
Miguel Conceição/ EFE
Pocas semanas después de haberse iniciado el rodaje de la última entrega del famoso espía y cuando se cumplen 50 años de la muerte de Fleming, muchos amantes de la saga de 007 han buceado en las fuentes de inspiración del escritor, en las que jugaron un papel crucial los alrededores de Lisboa, especialmente la localidad de Estoril.
Funcionario de los Servicios de Inteligencia Naval Británica, el autor llegó a Portugal en mayo de 1941 de la mano de la comitiva Sir John Godfrey.
Hospedado en el elegante Hotel Palácio de Estoril, en el balneario luso homólogo localizado a 25 kilómetros de Lisboa, Fleming ideó James Bond dentro del “nido de espías” en el que la señorial Estoril se había convertido.
Francisco Corrêa de Barros, gerente de este hotel de cinco estrellas construido en los años 30, corroboró a EFE que el establecimiento fue el “escogido por los aliados” como su cuartel general, mientras que el Hotel Parque, “era de las fuerzas del Eje”.
Por la neutralidad de Portugal durante la guerra y la proximidad del Océano Atlántico, Estoril era un lugar estratégico de las redes de espionaje de ambos bandos y un punto de referencia para llegar al continente americano.
Corrêa de Barros, privilegiado conocedor de la historia del hotel y de la localidad, constató la tensión que se vivió en esos parajes y dio pistas sobre el día a día de Fleming.
Convivía con espías, muchas veces en las barras de los bares, con los que compartía martinis -un cóctel que sería más tarde bandera de James Bond- y conoció el código morse usado para enviar información confidencial.
El nombre propio que más marcó a Fleming fue, sin duda, Dusko Popov, célebre doble espía yugoslavo que trabajaba tanto para los servicios secretos británicos del MI-6 como para la inteligencia nazi del Abwehr.
La reputación de Popov, considerado “bon vivant” y “playboy”, marcaría a Fleming hasta el punto de que su James Bond adoptaría varios trazos del yugoslavo.
Popov, cliente del Hotel Palácio en varias ocasiones, era “muy profesional, con muy buena apariencia y con mucho éxito entre las mujeres”, contó el responsable del hotel.
Al espía le llegaron a etiquetar en la jerga de los servicios secretos con el código “triciclo”, nombre que, según Corrêa de Barros, correspondía a que iba muchas veces acompañado de tres bellas mujeres.
De entre los episodios que Fleming fue testigo en Portugal, le inspiró especialmente para su James Bond literario el de la famosa apuesta de Popov.
En el Casino de Estoril, el autor británico vio a Popov apostar 40.000 dólares (equivalente a 600.000 dólares actualmente) en una mesa de baccarat, únicamente con el fin de despistar a un enemigo.
Este episodio fue utilizado como base de la primera obra sobre James Bond, “Casino Royale” (1953), donde el agente 007 se mide al villano Le Chiffre en una mesa de baccarat (versión de un juego de cartas).
El Casino de Estoril y 007 se volvieron a cruzar en 1969, cuando la zona fue escogida como uno de los locales de rodaje del filme “007 al servicio de su Majestad” (“On Her Majesty’s Secret Service”).
En esta película, la sexta de la saga, James Bond -encarnado por el australiano George Lazenby-, regresa así al local donde fue concebido, el Hotel Palácio.
Según Francisco Corrêa de Barros, la señorial Estoril es ya uno de los lugares de peregrinación de los fanáticos del espía, inmortalizado en la memoria colectiva por sus coches lujosos, sus atractivas acompañantes y los sugerentes martinis, todos ellos asociados a la estancia de Popov en Portugal. EFE