Cuando el 15 de diciembre de 1999 el pueblo en un referendo aprobó la nueva Constitución, Chávez y sus voceros la vendieron como una Carta Magna de avanzada que garantizaba la democracia plena en Venezuela. En parte tenían razón. Lo que nunca aclararon era que ellos la usarían a su conveniencia.
Se han vivido 15 años de usos y abusos de la Constitución. El primer atentado contra ella radicó en los cambios que aplicaron en el texto, porque el publicado en Gaceta Oficial no era el mismo que emergió del trabajo de la Asamblea Nacional Constituyente.
El artículo 2 de la CN establece, por ejemplo, que Venezuela se constituye en un Estado democrático y social de derecho y de justicia, que propugna como valores superiores de su ordenamiento jurídico y de su actuación, la vida, la libertad, la justicia, la igualdad, la solidaridad, la democracia, la responsabilidad social y en general, la preeminencia de los derechos humanos, la ética y el pluralismo político.
¿Se cumple lo establecido en ese artículo? Para nada. Ellos han transformado el Estado venezolano en una estructura de persecución y represión de todo vestigio de disidencia, pero que además no satisface las demandas de la sociedad. La vida en Venezuela no vale nada producto de los elevados índices de inseguridad. La libertad y la justicia están condicionadas y los derechos humanos han sido violentados en múltiples ocasiones.
El artículo 4 indica que la República Bolivariana de Venezuela es un Estado Federal descentralizado en los términos consagrados por esta Constitución, y se rige por los principios de integridad territorial, cooperación, solidaridad, concurrencia y corresponsabilidad.
¿Se cumple este artículo? Mucho menos. Venezuela es un Estado cada vez más centralizado y si vamos un poco más allá, cada vez más presidencialista. La descentralización la acabaron por completo y no sólo es que han menospreciado a las Gobernaciones y Alcaldías, sino que mantienen el interés en acabar con esas instituciones apelando al discurso desgastado de la transferencia de poder al pueblo, cuando muchos sabemos que eso es falso y que sólo se busca centralizar aún más el poder y que crezca la dependencia del ciudadano del poder establecido en Caracas.
Hablan de federalismo y nunca ni siquiera discutieron la creación de la Hacienda Pública Regional, por ejemplo, y que fue creada como un mecanismo para facilitar el trabajo de los gobiernos regionales y viabilizar las soluciones de los problemas del pueblo. De ese mismo pueblo que sólo utilizan en el discurso.
Han sido 15 años de manipulaciones evidentes de la Constitución Nacional. Lo peor es que para cometer tales atropellos, han contado con el aval de los poderes públicos, sobre todo del Tribunal Supremo de Justicia (TSJ) que nunca ha tomado una decisión contraria a los designios del Poder Ejecutivo en materia constitucional.
Es triste como los magistrados que han integrado el TSJ han “legalizado” las violaciones a la Constitución como parte del esfuerzo para que el “proceso” intente atornillarse eternamente en el poder. Ellos han avalado todos los abusos cometidos usando a la CN como excusa.
El problema de Venezuela no es la Constitución Nacional, sino el uso que de ella se ha hecho para blindar un modelo político que acabó con la normalidad social, dividió a la población, pateó la legalidad y arruinó al país. Si hacemos un buen uso de la Carta Magna, estaríamos consolidando las bases de la recuperación nacional. Venezuela nos necesita a todos. Actívate y participa.
@PabloPerez