San Lorenzo accedió a la final del Mundial de Clubes y será el rival del Real Madrid, tras imponerse 2-1 sin brillantez y de forma agónica en la prórroga al combativo Auckland City, equipo revelación del torneo que se marcha por la puerta grande.
El Real Madrid puede dormir tranquilo si el equipo argentino no mejora su imagen. El peso del favoritismo lo acusó. No estuvo cómodo en ningún momento del partido ante un Auckland City que jugó sin miedo y sin ningún tipo de presión. Nada tenía que perder tras convertirse en la gran sorpresa del Mundial de Clubes.
Un equipo semi profesional en el que se reivindicó el español Ramón Tribulietx como técnico y curiosamente un argentino, Emiliano Tade, sobre el verde. Un abogado emigrante, cansado de esperar la oportunidad de triunfar en su país.
Tade puso el fútbol. El modesto tuvo mejor colocación sobre el campo, mostró estar mejor trabajado y el poco sufrimiento que tuvo fue por acciones individuales del conjunto argentino. La primera parte apenas dejó fútbol. Dos testarazos para el ‘Ciclón’ de Kalinski blando y Yepes desviado fueron las primeras llegadas.
Se atragantaba el sistema rival a San Lorenzo, poco acostumbrado con Bauza a llevar el mando y más cómodo a la espera. Veía como Tade desequilibraba cada vez que tocaba la pelota, difícil frenarle. Un recorte y chut desde la frontal para probar la firmeza de Sebastián Torrico. De Vries no encontraba puerta en su intento.
Tan solo una ocasión clara de gol para San Lorenzo. Lo mejor estaba en la grada, con 8.000 seguidores dejándose la garganta. A los 21 minutos Martín Cauteruccio partía escorado en posición justa y buscaba sorprender con su disparo raso que sacó con los pies el portero rival. El encuentro iba a llegar al descanso cuando de la nada se adelantó el conjunto argentino. Pablo Barrientos remató de zurda con calidad un centro atrás fruto de la incorporación del lateral Mas.
Era un premio excesivo que intentó reducir con fe Auckland City. Reculó metros San Lorenzo en la reanudación y el empuje del modesto al final encontró el premio deseado. Tade volvió a ver el espacio para generar peligro y su pase a De Vries no lo tocó ni el delantero ni el portero en su salida. El balón quedó muerto para que un español, Berlanga, lo mandase a la red sin apenas espacio para marcar. Saltaba la sorpresa.
Mirando de frente el fracaso tiró de orgullo San Lorenzo y de su jugador de más calidad, Romagnoli. Salió para ser salvador, recién recuperado de una lesión que le tuvo meses parado, aún lejos de su mejor tono físico. Puso un centro a cabezazo blando de Kannemann con el que despertaron. La madera evitó el tanto a una maniobra fantástica de Cauteruccio. Sombrero y zurdazo desde la frontal que estrelló en el poste.
El susto estaba por llegar. A Tade le faltaron fuerzas para poner el broche a su mejor noche. La tuvo en un mano a mano pero se le hizo de noche ante Torrico y remató mal. El duelo iba a la prórroga. Cualquier detalle podía decidir para uno de los dos equipos y lo hizo Matos. Se encontró un balón muerto dentro del área para enganchar un zurdazo raso inapelable que dio el pase a la final.
La agonía siguió hasta el final. A los 112 minutos el empuje del Auckland se topó con el poste. Payne ajustó en exceso su disparo y se quedó con la miel en los labios. El Real Madrid espera a un rival con un día menos de descanso y tras superar un duelo de alta exigencia.
EFE