Termina el semestre en la Universidad de La Habana, cuando todo se apaga hasta mediados de enero. Pero este año es diferente. La expectación recorre los pasillos y la plaza central de la Colina universitaria, y la elevada asistencia, en días cercanos a las festividades de Navidad, sorprende. Muchos han venido a la escuela estos días solo para hablar con sus colegas de la gran noticia: el anuncio del restablecimiento de relaciones entre Cuba y Estados Unidos.
En las carreras de humanidades el debate es mayor. “Hace unas dos semanas nos dieron una conferencia sobre los peligros de la injerencia norteamericana… y ahora esto“, cuenta un joven que estudia segundo año de sociología y que asegura “nunca pensé que este momento iba a llegar tan pronto“. Apenas ha cumplido los veinte años y, cuando dice “pronto“, lo hace en relación a su propia vida. Para otros, el diferendo entre ambos países ha durado una eternidad.
En una de las salas donde algunos tienen su “tiempo de máquina” para revisar el correo electrónico, una joven se queja con una amiga. “Me tienen lleno el buzón preguntándome cómo está esto por acá“. Se calla un momento al darse cuenta que la escucho, pero sigue adelante. “¿Cómo va a estar? Como siempre“, concluye con resolución.
Al fondo de la Facultad de Matemáticas, en el llamado parque de los cabezones, la polémica hunde más sus raíces dada la privacidad del lugar. Pero basta preguntarle a un grupo de jóvenes sentados en un banco si han visto a unos estudiantes norteamericanos por ahí, para que salten las bromas y las reflexiones. “No, hoy no he visto a ninguno, pero como va la cosa vamos a tener muchos dentro de poco“, espeta una chica que lleva un iPod y zapatillas Converse.
Los demás la siguen con chistes. Ironizan con los versos de Martí sobre su vida en Estados Unidos, “viví en el monstruo y le conozco las entrañas“, convirtiendo a coro la frase en “viví en el monstruo y ¡cómo se le extraña!“. “Si ven unos yumas por aquí, avísenme enseguida que estaré en el Aula Magna”, prometen riendo a carcajadas.
La universidad sigue siendo uno de los centros docentes con mayor control ideológico. De las facultades ubicadas en la Colina, salen muchas veces los estudiantes que participan en actos de repudio contra la sede de las Damas de Blanco, a poca distancia del lugar. Tania, que ha venido averiguar si pronto habrá unas puertas abiertas para familiarizarse con el lugar, cree que le tocará subir la escalinata “en una nueva era“.
Cuando se le pregunta cómo lo sabe, exclama asombrada: “¡Pero tú no oíste a Raúl! Se acabó la cosa con los americanos, se acabó“. Sorprende que todos parecen estar muy bien enterados. Sobre todo si se tiene en cuenta que entre esas edad es se encuentran los mayores consumidores de materiales audiovisuales del llamado “paquete”. Ven poco la televisión y hasta se burlan de los que todavía se quedan en casa para ver “la película de los sábados” en la programación nacional. Sin embargo, todos dicen haber visto el discurso de Raúl Castro.
Las aulas están casi vacías. Los exámenes han terminado y solo quedan algunos repasando para convocatorias extraordinarias. En el mural todavía están anunciadas unas viejas actividades de la Federación Estudiantil Universitaria junto a una foto de los cinco espías que ya “volvieron a la patria”. Las expectativas levantadas por algunas de las flexibilizaciones que anunció Obama son elevadas. “Estoy muy interesada en estudiar con una beca en Estados Unidos y si ahora todo eso va a ser más fácil, entonces por lo menos puedo intentarlo“, cuenta una muchacha matriculada desde hace apenas tres meses en la carrera de Derecho.
Todos parecen adaptarse muy bien a la idea del nuevo cambio de política. Si se les mira de cerca, no se distinguen mucho de un joven en una universidad de Los Ángeles o la Florida. Se visten a la moda, algunos muestran una tablet o una laptop donde leen o escriben y su marco de referencialidad parece mucho más amplio que el de la generación de sus padres. “Yo lo que quiero que empiecen a llegar aquí los campeonatos de videojuegos…“, explica uno con brillo en los ojos. Todos coinciden en que entre los anuncios más importantes hechos este 17 de diciembre está el que tiene que ver con las telecomunicaciones y la conectividad de la Isla.
“Internet, ahora sí viene internet“, asegura un joven que mira la escasa oferta de la tablilla de la cafetería universitaria. Y así se queda, llenándose la cabeza con los kilobytes que “mandará Obama” y un osado vaticinio: “Esto se va a poner bueno, tú vas a ver, tú vas a ver…“.
Publicado originalmente en 14yMedio