Cuba abre sus puertas al cambio. El país caribeño restablece sus relaciones diplomáticas con EEU después de 55 años de la llegada de Fidel Castro al poder (1959). Atrás quedan los tiempos de la guerra fría y de la adhesión a la causa comunista, el mundo de los dos bloques, que permitieron durante décadas un desarrollo social y económico, aunque no político, superior al de la mayoría de naciones de su entorno, escribe Carlos Hernanz en El Confidencial
Tras la desaparición de la URSS (1989), Cuba se abrió a la inversión extranjera y reorientó sus alianzas geoestratégicas hacia China y Venezuela. Estos cambios permitieron al régimen de Fidel Castro paliar el impacto económico del bloqueo comercial impuesto por la Casa Blanca en 1996 con la famosa ley Helms-Burton, por la que se sancionaba a empresas con intereses en EEUU hacer negocios en territorio cubano.
Cuba cuenta con 11,2 millones de habitantes, con una población activa (fuerza laboral) de 5,1 millones, de la que un 77% está ocupada en el sector público y un 23%, en la privada. Nos referimos a un país con una economía estatalizada, cuyo PIB de 68.500 millones de dólares, según los últimos datos del Banco Mundial, mantiene una desproporcionada dependencia (70%) del sector servicios, fundamentalmente sanidad y turismo.
La industria del sol y playa mueve cerca de 3 millones de turistas al año en Cuba, de los cuales casi un 1 millón corresponde a Canadá. A continuación, los países con mayor flujo de visitas se encuentran Reino Unido, Alemania, Francia, España e Italia. El turismo es uno de los grandes motores económicos, ya que después de la medicina es la segunda fuente de ingresos del país, con más de 1.800 millones de dólares anuales.
En la actualidad, el país cuenta con 335 hoteles y un total de 60.500 habitaciones, de las cuales dos tercios son de categoría 4/5 estrellas, según datos oficiales del Ministerio de Turismo. Por segmentos, un 75% de esta capacidad pertenece a complejos de sol y playa, mientras que el otro 25% es urbano. El filón económico es tan evidente, que Cuba aspira a que para 2020 esté operativo un volumen de 85.000 camas.
La industria hotelera de Cuba es casi un monopolio español. De los 17 operadores extranjeros, 13 son españoles y aglutinan 60 contratos de administración hotelera. A la cabeza de todos figuran Meliá, el primero en llegar hace 25 años, que gestiona 27 hoteles (13.000 habitaciones), eIberostar, con otros 10 emplazamientos (5.000 habitaciones) repartidos fundamentalmente entre La Habana, Cayo Coco y Varadero.
A su estela, otras firmas hoteleras, muchas de ellas de raigambre mallorquina, han ido estableciéndose en Cuba durante estas dos últimas décadas, sólo con la competencia de Canadá, Francia y Portugal. Cadenas como Blau, Roc, Barceló, Be Live, NH, Blue Bay, H10, Hotusa y Valentin tienen intereses en el turismo cubano, un grupo del que se han descolgado este año Occidental y Riu al preferir no renovar los mandatos de gestión.
Cuba necesita del orden de 2.000 millones de euros anuales para reactivar su economía. Por ese motivo, en junio entró en vigor una nueva Ley de Inversión Extranjera por la que las plusvalías que obtengan los inversores foráneos estarán exentas de impuestos durante los primeros ocho años, además de bonificaciones del 50% en otro tipo de impuestos. Marriot, Hilton, Best Western, Hyatt o Holiday Inn esperan su oportunidad.