El año 2014 cerró y 2015 abrió con signos inequívocos de la arrogancia del régimen rojo, incapaz de actuar con eficacia en cualquier campo relacionado con el bienestar de la población, pero tremendamente eficiente a la hora de demostrar su sectarismo y desprecio por la Constitución y el Estado de Derecho. La escogencia de las autoridades del Poder Ciudadano y del Consejo Nacional Electoral, por mayoría simple de los miembros de la Asamblea Nacional, fue una demostración de prepotencia y sectarismo obscenos. La Constitución fue trasgredida en medio del cinismo total por parte de los rojos. Las protestas de la oposición frente a los desmanes del oficialismo eran respondidos por Diosdado Cabello con un “diríjanse al TSJ para que soliciten la opinión del máximo tribunal”, como si ese fuese un órgano independiente del PSUV y de Miraflores.
Tarek William Saab, defensor del pueblo, fue gobernador por el PSUV del estado Anzoátegui en dos ocasiones. No obtuvo la nominación dentro de su partido para aspirar a un tercer período porque su gestión fue catastrófica y perdió el apoyo de sus compañeros de partido en esa entidad. Uno de los aspectos que más se le cuestionaba era el manejo turbio de las finanzas públicas y la manera descarada como favorecía a sus amigotes en los proyectos financiados por la gobernación. El Defensor del Pueblo –Ombudsman-, pieza maestra en la protección de los derechos ciudadanos es un agresivo militante del partido oficialista. Difícil conseguir mayor impudicia.
La fiscal Luisa Ortega Díaz, ariete de los ataques del régimen a la oposición y encubridora de todos los desmanes del Gobierno en contra de los derechos humanos, recibió su recompensa: fue reelecta. Con Tarek William y Luisa Ortega la oposición, e incluso la disidencia del oficialismo, quedó totalmente desprotegida. Los presos políticos carecen de cualquier institución pública o autoridad oficial que abogue por ellos. Para obtener su libertad habrá que romper las resistencias de ese par de personajes. Ambos se mantendrán fieles a la línea autoritaria definida por el dúo Maduro-Cabello.
Manuel Galindo Ballesteros, contralor general, también es una pieza del PSUV. Los delincuentes del gobierno y del partido rojo podrán dormir tranquilos. No tendrán que preocuparse por nada. Quienes sí tendrán que estar alertas son los gobernadores, alcaldes, diputados y concejales opositores. La Contraloría les aplicará todo el peso de la ley cuando una factura no esté impresa con tinta clara o no coincidan unos céntimos con lo establecido en el presupuesto aprobado.
La composición del Consejo Moral Republicano -que por mandato constitucional “es independiente” (Art. 273)- más que parcializado parece un organismo operativo del PSUV. Sus miembros no son funcionarios del Estado, sino comisarios del partido de gobierno El sovietismo redivivo.
Con la escogencia del CNE ocurrió otro tanto. Aquí la insolencia alcanzo niveles sublimes. La decisión de los rojos fue mantener Tibisay Lucena y a Sandra Oblitas como rectoras, dos figuras emblemáticas de la poderosa maquinaria electoral montada por el chavismo durante dieciséis años. Ambas han sido esenciales para perpetrar los abusos de poder que se ahn visto: uso de los recursos de PDVSA para financiar las campañas electorales, peculado de uso en todas las manifestaciones posibles, abuso de las cadenas durante las campañas electorales, desmanes del Plan República, desmesura en la utilización por parte del oficialismo de la red de medios de comunicación públicos. No hay exceso que la dupla Lucena-Oblitas no haya avalado e, incluso, aupado. Al igual que Ortega Díaz, su entrega a la revolución también fue reconocida con la reelección. Maduro y Cabello no quisieron correr riesgos en una etapa en la que están previstas citas electorales tan importantes.
A la oposición le permitieron conseguir un representante, Luis Emilio Rondón, quien afortunadamente es un técnico con amplia experiencia en el campo electoral, formado en las filas del propio CNE. La forma como se produjo su llegada al cuerpo de rectores hará aún más difícil su tarea. Tendrá que trabajar duro para ganarse la confianza de una oposición descreída y desalentada por todos los fracasos que ha vivido. Tendrá una importante misión: ayudar a convencer a la gente de que vale la pena votar en 2015.
@trinomarquezc