Así titularon hoy la mayoría de los diarios y noticieros franceses, expresando de ese modo su solidaridad con el semanario Charlie Hebdo, víctima de un atentado perpetrado ayer por dos terroristas que irrumpieron en la sala de redacción donde se encontraban reunidos su director Stéphane Charbonnier, mejor conocido como Charb y la plantilla de redactores y caricaturistas, entre los que se encontraban los conocidos Cabu y Wolinski, a quienes masacraron con ráfagas de kaláshnikovs. Sobre el número de muertos, así tituló el diario deportivo L’Equipe, “Libertad: 0 – Barbarie: 12”. El editorial de L’Echo habla que “no solo ha sido herida mortalmente la libertad de prensa sino los valores de la República”. El País de España se pronunció así: “Sin libertad de expresión no hay democracia, los fanáticos, los bárbaros que han atacado a Charlie Hebdo, son, simplemente, enemigos de la democracia, es decir, de nuestra civilización”. “Nos tendrán que matar a todos”, exclamó un presentador de noticias conteniendo su llanto, entre otras expresiones de dolor e indignación.
Charlie Hebdo es un semanario que desde 1970 ha mantenido una línea editorial caracterizada por un humor incisivo y una crítica mordaz hacia el gobierno de turno, políticos, empresarios, la iglesia y en especial el Islam radical. Sus denuncias sobre corrupción han contado con fuentes de información bien documentadas, por lo que presidentes, empresarios y políticos le temían, siendo demandado judicialmente en varias oportunidades.
Entre las caricaturas sobre el Islam que supuestamente provocaron el ataque, se destaca una en la que Mahoma, arrodillado y maniatado, está a punto de ser degollado por un encapuchado, a quien el profeta le dice: “Yo soy el Profeta, idiota!”, a lo que el verdugo responde “¡Jódete, infiel!”, queriendo expresar con esto la psicopatía de los jihadistas, en especial el grupo extremista conocido como el Estado Islámico en Iraq y Siria (ISIS) rama de Al-Qaeda formada por sunitas radicales, quienes incluyen entre sus enemigos no solo a judíos y cristianos, sino a musulmanes Chiitas y sectas que no aceptan la Sharia o Ley Islámica.
Charbonnier, en una entrevista ofrecida en el año 2012 al diario español El País, declaró: “Si nos planteamos la cuestión de si tenemos derecho a dibujar o no a Mahoma, de si es peligroso o no hacerlo, la cuestión que vendrá después será si podemos representar a los musulmanes en el periódico, y después nos preguntaremos si podemos sacar seres humanos. Al final, no sacaremos nada más, y el puñado de extremistas que se agitan en el mundo y en Francia habrán ganado”.
Una caricatura, mas allá del humor, sea este cínico o irreverente, es en el fondo una reflexión inteligente sobre el acontecer de nuestra sociedad. El caricaturista, dotado de una visión aguda e incisiva, es el traductor de los sentimientos de impotencia y, a veces, de indignación de los lectores víctimas de los abusos del poder o ante cualquier hecho o noticia que les cause desasosiego. Así lo expresaron anoche y en el día de hoy los miles de franceses que se lanzaron a las calles y plazas en todo el país reclamando no solo justicia, sino una actitud de firmeza ante semejante acto de barbarie. “Todos somos Charlie” rezaban las pancartas, muchas de ellas improvisadas, que esgrimían los manifestantes.
El llamamiento sea de un fascista, un comunista o un fundamentalista, es el de imponer una visión unilateral y reduccionista al resto de la sociedad, acompañada por un lenguaje afirmado en el resentimiento, el odio y la violencia contra aquellos que no comparten su visión del mundo. Es parte de una psicopatía política que busca destruir el derecho y la libertad de los otros individuos que conforman la sociedad a tener una visión diferente, negando la construcción de la verdad social, que en democracia es el producto del conjunto de subjetividades que la conforman. Es por eso que André Glucksmann, se refiere al “terror” como la última ratio de cualquier estrategia totalitaria. Advierte además, que en nuestros días, producto de un vaciamiento de conciencia, “el terror por el terror” se está haciendo autónomo.
Las amenazas que reiteradamente son pronunciadas por Irán, el Estado Islámico (ISIS), así como por Al-Qaeda, Hezbollah o Hamas, de hacer desaparecer a Israel del mapa, se han extendido por igual a los cristianos y a cualquier occidental, ya que hoy, cualquiera puede ser el blanco de un ataque terrorista del Islam radical. Como bien lo afirma Thierry Desjardins, director adjunto de Le Figaro, “los islamistas pretenden destruir la civilización occidental, la democracia, los derechos del hombre, la igualdad entre hombres y mujeres, el progreso como nosotros lo concebimos”. La concepción de la Jihad o guerra santa contra los infieles, que pretende la creación de un califato mundial, está multiplicando sus asaltos en su guerra a muerte contra Occidente.
París, 08 de enero de 2015
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