El 7 de mayo de 1963 tuvo lugar un extraordinario debate entre Arturo Uslar Pietri y Juan Pablo Pérez Alfonzo. No sólo la altura con la cual tuvo lugar el intercambio de ideas, sino la profundidad misma de las posiciones que personalizaban aquellos hombres extraordinarios, dejó profundas lecciones que no quisimos entender.
Hoy en día, al comenzar el año 2015, es cuando podemos empezar a sacar conclusiones con respecto a quien de los dos tuvo finalmente la razón.
Arturo Uslar Pietri era defensor de la tesis publicada en un famoso editorial del 14 de julio de 1936 en el Diario Ahora: “Sembrar el petróleo”. Sus ideas iban por el mismo camino de las ideas de Alberto Adriani, Ministro de Agricultura y Cría durante el gobierno de Eleazar López Contreras.
Uslar Pietri sostenía que no se debían utilizar los ingresos petroleros para financiar importaciones, sino que por el contrario había que maximizar el ingreso petrolero pero para invertirlo en el desarrollo de otras actividades económicas en el país. Calificaba como economía “destructiva” aquella que “consume sin preocuparse de mantener y reconstituir las cantidades existentes de materia y energía. En otras palabras, la economía destructiva es aquella que sacrifica el futuro al presente … la que se asemeja a la cigarra y no a la hormiga” …
Y agregaba: “La lección es simple: urge crear sólidamente en Venezuela una economía reproductiva y progresiva. Urge aprovechar la riqueza transitoria de la actual economía destructiva para crear las bases sanas y amplias y coordinadas de esa futura economía progresiva que será nuestra verdadera acta de independencia. Es menester sacar la mayor renta de las minas para invertirla totalmente en ayudas, facilidades y estímulos a la agricultura, la cría y las industrias nacionales. Que en lugar de ser el petróleo una maldición que haya de convertirnos en un pueblo parásito e inútil, sea la afortunada coyuntura que permita con su súbita riqueza acelerar y fortificar la evolución productora del pueblo venezolano en condiciones excepcionales”
Por su parte Juan Pablo Pérez Alfonzo, uno de los padres de la OPEP, tenía una visión casi apocalíptica del petróleo al cual calificaba como “el excremento del diablo”.
Pensaba Pérez Alfonzo que los países que basaban su economía en la explotación del petróleo tendrían poca capacidad para invertir adecuadamente los recursos petroleros y que los mismos los llevarían a graves distorsiones.
En efecto, los recursos naturales pueden convertirse en una suerte de enfermedad adictiva. Sus víctimas pierden la voluntad de curarse, pues se dejan llevar por el facilismo.
Fue quizá Pérez Alfonzo la primera persona en el mundo en visualizar el daño que materias primas como el petróleo podían hacerle a los países si eran mal utilizados. Fue el primero en intuir lo que mucho más adelante se conoció como “la enfermedad holandesa” que ocurre en países cuando se descubren y explotan las grandes reservan petrolíferas como ocurrió en el Mar del Norte.
Lo que en la época de Pérez Alfonzo era una intuición, con el tiempo llegó a transformarse en una realidad demoledora. Las distorsiones que sufren las economías afectadas por este grave cáncer pueden llegar a transformarse en un obstáculo insalvable para el desarrollo.
Al analizar el famoso debate que tuvo lugar hace 52 años entre aquellos dos gigantes –Arturo Uslar Pietri y Juan Pablo Pérez Alfonzo- cabe quizá concluir que los dos tenían razón y que los dos estaban equivocados.
Ambos erraban en cuanto a que creían que nuestro petróleo sería mucho más efímero de lo que en realidad ha sido. Nuevas tecnologías han demostrado que el petróleo -tanto aquí como en el resto del mundo- es mucho más abundante de lo que ellos nunca imaginaron y que muy probablemente buena parte de nuestras reservas gigantescas se quedarán para siempre en un subsuelo donde serán enterradas muchas generaciones de venezolanos que pudieron haber vivido mucho mejor si con su voto hubiesen elegido gobernantes más sensatos.
Tuvo razón Uslar Pietri al urgir a los venezolanos a “sembrar el petróleo” con el objeto de diversificar la economía. Tuvo razón Pérez Alfonzo al desconfiar de la capacidad del país para invertir adecuadamente los recursos provenientes del petróleo.
El petróleo bien utilizado era una bendición, tal como ocurrió durante las primeras siete décadas después de su aparición, cuando Venezuela llegó a ser la economía de más rápido crecimiento en el mundo y la que experimentó mayores transformaciones económicas y sociales.
El petróleo mal utilizado es una maldición que puede llevar a la instauración de gobiernos autoritarios y populistas. “El excremento del diablo” ha sido el “lubricante” de la demagogia. Ningún país puede mantenerse indefinidamente en base a promesas vacías y dádivas, sin comprender que tarde o temprano tendrá que pagar un alto precio.
Los últimos 16 años de la historia de Venezuela se han transformado en una suerte de apoteosis de la “economía destructiva” a la cual se refería Uslar Pietri. En sus propias palabra, “aquella que sacrifica el futuro al presente … la que consume sin preocuparse de mantener”
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@josetorohardy