Un paciente cruzó la puerta apurado. La dolencia que tenía apremiaba. Del otro lado del mostrador, Dulce Blanco sabía lo que probablemente tendría que responder. “A uno lo invade una enorme impotencia ante toda esta situación”, confesó la también presidenta del Colegio de Farmacéuticos de Aragua.
La situación es crítica. “Estimamos los índices de escasez de medicamentos en 80%”. En otras regiones de Venezuela el panorama es similar. Quizá en el Distrito capital el porcentaje se reduzca unos 10 puntos. Sigue siendo inaceptable.
Escasea toda clase de medicamentos. La farmacia de la gremialista es un ejemplo cercano. “No tenemos anti hipertensivos, psicotrópicos, tratamientos para la diabetes y para problemas con la glándula tiroides”.
No es necesario tener un récipe para tener una respuesta negativa. “No hay ni anti ácidos, anti alérgicos ni Acetaminofén”. Los granulados para gripe o malestar general están desaparecidos. El déficit es tal, que ni siquiera insumos para primeros auxilios están disponibles.
En zonas populares es común ver a pacientes que necesitan suturas. Toca responder a los farmacéuticos que no hay gasas. Tampoco vacunas toxoides por si se trata de una caída. “¿Y si la gente se corta con un hierro oxidado? ¡Pues a lavarse bien esa herida con agua!”.
Anticonvulsivos, bronco dilatadores y soluciones fisiológicas están ausentes de los anaqueles. El ciudadano está condenado por una situación de la que es responsable el Gobierno, criticó la vocera. “Ni siquiera las medicinas reguladas se consiguen”.
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