Lo que popularmente conocemos como “ojo clínico” puede ser aplicado a nuestros amigos más cercanos, según un nuevo estudio de la Universidad de Washington en St. Louis (EE.UU.). Y es que, al parecer, si queremos saber cuánto vamos a vivir, lo mejor es preguntar a nuestros amigos.
El estudio, publicado en la revista Psychological Science, asegura tras un extenso análisis de los datos del estudio longitudinal Kelly/Connolly de la personalidad y el envecimiento que en la década de 1930 realizó un seguimiento de 600 jóvenes de alrededor de 20 años de edad, que por muy positivos que sean, nuestros amigos más íntimos nos conocen bien, son buenos observadores y pueden predecir de una forma bastante fiable nuestra longevidad según nuestros rasgos de personalidad.
El seguimiento, que se produjo hasta el año 2013, incluyó una gran cantidad de datos de parejas que iban a casarse, tanto de sus amigos como de padrinos o damas de honor. El resultado fue que las puntuaciones en personalidad que dieron los amigos eran los predictores más fuertes de riesgo de mortalidad que las que aportaron los propios protagonistas del estudio.
“Nuestro estudio muestra que la gente es capaz de observar y evaluar la personalidad de un amigo con precisión suficiente para predecir con décadas de antelación la mortalidad precoz. Esto sugiere que las personas son capaces de ver las características importantes relacionadas con la salud, aun cuando en la mayoría de los casos sus amigos tenían entonces buena salud”, explica Joshua Jackson, líder de la investigación.
Así, los rasgos de personalidad analizados fueron la responsabilidad, la afabilidad, la apertura mental, la estabilidad emocional y la extraversión. Todos ellos tienen un impacto muy importante en nuestra salud como por ejemplo la inestabilidad emocional que es asociada directamente a un mayor riesgo de depresión.
Vía muyinteresante