El confusionismo polémico del régimen se caracteriza por múltiples acciones impuestas al venezolano común por la vía de la opinión pública -utilizando los múltiples y diversos canales de comunicación estatales- para que la sociedad viva en una permanente controversia, contradicciones y tensiones hasta lograr, mediante cambios drásticos en lo político, histórico y social, importantes modificaciones en la sociedad. Variaciones que pueden ser cuantitativas o cualitativas y son consecuencia del régimen dictatorial y su brutal e indocta conducta política.
Las variaciones de la sociedad se deben a la intensidad como han sido afectados los ciudadanos mediante drásticos cambios en las comunicaciones, cambios en el lenguaje, imposición de circunstancias de subsistencia económica, fortalecimiento e instrumentación de mitos en el imaginario venezolano, graves ciclos de inseguridad y permanente violación de la Constitución y las leyes. Todo esto, tienda y facilita la imposición de un militarismo aberrante que se aprecia tanto en la política como en la sociedad.
La sociedad venezolana del 2015 vive una inmensa confusión. Esa inmensa confusión lo mantiene en el hilo de no trasegar la insólita y anacrónica pero además decisión antisocial del régimen en imponer el comunismo en Venezuela. Comunismo que no tan sólo es respaldado por los radicales que todavía leen en el Foro de Sao Paulo y en la Revolución Cubana, sino que están convencidos no obstante el fracaso del postchavismo, que todavía pueden seguir creyendo que son gobierno en la República.
En 2015, el gobierno de Nicolás Maduro, postchavismo fracasado, heredero de la perversa herencia política de Hugo Chávez, insiste de manera burda y absurda en mantener un confusionismo extremo polémico sobre el país. Ese postchavismo hoy está resentido como consecuencia de la deserción de miembros del militarismo chavista que asqueado del dolo, corrupción y co-hecho ha terminado por desenmascarar a quienes todavía siguen creyendo en la virtud militar para ejercer el gobierno.
Son esos militares hoy gobierno parte de una Cúpula Militar Claudicante que ejerciendo un Tutelaje Militar y asociados al confusionismo polémico, pretenden también arrinconar a los demócratas de Venezuela en el inicio del 2015. Esos militares están convencidos igualmente que pueden utilizar las bocas de fuego contra los ciudadanos que legítimamente protestan como lo autoriza la Constitución, se olvidaron de la sabia expresión de Bolívar de: “maldito el soldado que empuña su arma contra su propio pueblo”.
Esos militares cobardes, junto al postchavismo y el Tutelaje Militar creen que pueden seguir aplicando el confusionismo político y han subestimado el gentilicio, el honor y decencia de los venezolanos. Se imaginan que van a lograr las variaciones cuantitativas y cualitativas que supone esta perversa acción social… pues se equivocan. La sociedad está reaccionando con una especial energía política. Energía política para llamar al ciudadano a la constitución de fuerzas como sociedad en el plano organizado y estar listo para contener la perversión que significa la trilogía postchavismo fracasado, tutelaje militar y confusionismo polémico.
El confusionismo polémico ha sido potenciado por una Cúpula Militar Claudicante y un Ministro de la Defensa que hace el juego a quienes son gobierno: amedrentar con sus decisiones al venezolano común. La responsabilidad de estos actores es extremadamente grande e igualmente peligrosa desde el mismo momento que el postchavismo fracasado hoy está siendo enjuiciado internacionalmente y se ahoga en las deserciones del militar chavista que ha comenzado a huir del descomunal fracaso de una supuesta Revolución, además de una dolorosa crisis económica que mantiene a las dignas mujeres de Venezuela, madres y abuelas en colas para resolver el gravísimo problema del sustento diario.
El confusionismo polémico y el postchavismo fracasó, no tiene espacio de maniobra política en Venezuela, así como es cuestionado internacionalmente, es enfrentado en la geografía venezolana porque los venezolanos cada vez más están en cuentan del descredito de esta revolución dirigida por corruptos, incapaces e irresponsables, además de numerosos indiciados en el grave hecho de la economía paralela. El juicio internacional le sucede la reacción del venezolano por la vía de la sacudida inicial.
La sacudida inicial es la coincidencia política de los demócratas, demócratas de la decencia y dignidad venezolana como oposición democrática ha ido ocupando una posición de vigilancia, control y acción política con el objeto de refundar la República. La refundación de la República frente a la barbarie del postchavismo y su militarismo inmoral no es materia de un acuerdo político, es como lo reza la República, la decisión inmancable y sostenida de la mayoría de los hombres y mujeres que quieren vivir libres y nunca en la esclavitud.
La sacudida inicial es también como lo señala David Hume cuando habla sobre el contrato original y señala la facultad de los ciudadanos de hacer la resistencia a su gobierno cada vez que se consideren agraviados por una autoridad sobre la que se deposito inicialmente su confianza. Vale decir, que los venezolanos hoy están reclamando por la vía de la sacudida inicial la construcción de un nuevo modelo que tenga fundamentalmente un nuevo contrato original donde el gobierno proteja a los ciudadanos.
La sacudida inicial es también la búsqueda de un nuevo contrato social, que como lo señala Rousseau en el pacto social, permite que los demócratas formen por agregación una suma de fuerzas físicas y morales que van por encima de las minorías y del gobierno aunque estén armadas. La asociación de los demócratas que persigue la sacudida inicial refleja la decisión a ser libres, a contener el comunismo de una revolución insensata y anacrónica y a constituir una fuerza común en la democracia por el bien de cada uno de los asociados de Venezuela.