Según Nicolás Maduro, existe o está en marcha un golpe de Estado para sacarlo de Miraflores. Indica que en la movida golpista participan la llamada derecha y los partidos políticos integrantes de la MUD, complotados con el gobierno norteamericano, asesores del Presidente Obama y, obvio, con el ex Presidente colombiano Álvaro Uribe.
No obstante, Maduro y quienes le acompañan en el ejecutivo saben que la dirigencia política de oposición es incapaz de montarse en una conspiración o en un golpe de Estado. Ellos son demócratas a carta cabal y además, todavía no terminan de entender que en nuestro país existe una narco-dictadura militar dirigida desde Cuba. Para ellos, la única vía o canal es el electoral. De manera que el cacareado golpe no es otra cosa que el mismo trillado discurso de sus mentores Fidel y Chávez, a quienes los tumbaban un día sí y otro también.
Sin embargo, en mi opinión sí hay una conspiración, un golpe de Estado en marcha, pero no auspiciado por los yankees, Uribe o la MUD. De producirse el derrocamiento de Maduro, el mismo surgirá de las propias entrañas de su régimen, de sus filas. En efecto, los camaradas, esos que integran la banda que Maduro ahora dirige, consideran que la ineptitud y falta de liderazgo de éste aunado a la pestilencia a narcotráfico y corrupción que emana de las altas esferas gubernamentales, han distorsionado el “legado” dejado por el difunto y estiman que la única posibilidad de reivindicación con la base del PSUV y con el país es sacarlo del poder. Es allí, en su entorno, donde se encuentran los verdaderos golpistas y conspiradores. De tal manera, no tengo duda alguna, que Maduro será un presidente derrocado por sus propios camaradas.
De otra parte, debo precisar que el único “gran legado” dejado por el difunto es el odio entre los venezolanos; la conversión del país en uno de los más corruptos del mundo; la pérdida de la soberanía; la alianza con el narcotráfico y terrorismo internacional; el ataque a la empresa privada traducido en la confiscación de empresas productivas en nuestro país; la inseguridad; el desabastecimiento; la fuga de talentos, a un punto tal que conmueve ver a millones de venezolanos dando lo mejor de sí a otros países por no tener oportunidades en su propia tierra; perseguidos, presos y exilados políticos; la burla, vejación y humillación a la que sometió y sigue sometido el pueblo venezolano durante estos dieciséis vergonzosos años, con un discurso engañoso y manipulador de suerte que logró darle espejos a cambio de oro.
En definitiva, un país sumergido en una profunda ruina moral, política y económica es el “gran legado” dejado por el Sr. Chávez. Así que no es cierto que Nicolás Maduro no ha continuado con dicho legado, pues, muy al contrario de lo que opinan sus camaradas, no sólo ha sido cómplice de esta tragedia sino que ha corregido y aumentado exitosamente el famoso legado que le transmitió el difunto.
Y advierto al país que la humillación a los venezolanos no cesa pues si con un barril de petróleo a 100 dólares estos delincuentes quebraron, hundieron nuestra patria, con una renta promedio de 30 o 40 dólares por barril lo que le espera al pueblo es hambruna. Por eso reitero lo que he dicho insistentemente, falta poco para que veamos en nuestros puertos y aeropuertos, barcos y aviones cargados de alimentos como un gesto de ayuda humanitaria de los pueblos del mundo con Venezuela, para paliar el hambre de nuestra gente.
Por último quiero hacer mención especial a ese importante sector de la vida pública nacional, como lo es la Fuerza Armada. La revolución en un acto de traición a la patria que no conocíamos los venezolanos, entregó el rumbo, la dirección de este componente a cubanos, rusos e iraníes. El colmo es que el armamento sofisticado está en manos de estos expatriados, quienes además han sometido a nuestros militares a persecución y chantaje, incluso a aquellos que aún le son leales a la revolución. Si bien dentro de lo que queda en el seno de nuestra Fuerza Armada hay pequeñas tendencias que se inclinan a favor del actual presidente y otras al derrocamiento del mismo, existe un sector mayoritario ocupando la posición de “ni – ni”, y es ese el que debe ponerse al lado del pueblo y de la Constitución.
El futuro se ve oscuro e incierto. Pero los venezolanos sabemos que la situación del país es insostenible e intolerable, así que apartemos los temores y hagamos todo para restablecer el sistema de libertades e impedir que la República desaparezca. Hay que actuar. Hay que actuar ya.
Carlos Ortega, ex-preso político evadido de Ramo Verde. Asilado Político