La transición comenzó ya. Quizá no nos percatemos de ello, pero su período está corriendo y lo hace de manera indetenible. Las señales son múltiples, pero sorprende que muchos se nieguen a verlas. La explicación de porqué no percibimos adecuadamente la realidad, se encuentra en la natural cautela que hemos asumido producto de los 16 años que llevamos pronosticando la caída del régimen, sin que ello ocurra. Muchos no ven una salida a este desbarajuste y piensan que Maduro puede terminar su período. Ven fortalezas inexistentes en el régimen, hablan del poder intimidatorio de los colectivos, del dinero que tiene el gobierno para comprar votos, de la división de la oposición, de que la gente se acostumbró a las colas, etc., etc. Pocos ven que todas las encuestas dicen que la base de apoyo del gobierno está en menos de 20% con tendencia día a día a la baja, que el barril está a un promedio de US$ 48, que los precios de 100 no volverán, que no hay dinero para repartirlo en las misiones, que hay que pagar este año más de US$ 10.000 MM en deuda externa, que se deben más de US$ 4.000 MM a las aerolíneas, que el militar encargado de la custodia del difunto y luego de Cabello pidió asilo en USA y luego denunció a Diosdado de ser cabecilla del Cartel de los Soles, que el gobierno que nos tiene pasando penurias mantiene cuentas secretas en bancos suizos por US$ 12.000 MM, que las facciones de Maduro y de Cabello están ferozmente enfrentadas, etc.
Por si la inflación no fuera ya tremendamente angustiante, el régimen acaba de decretar una maxi devaluación. Si los precios de bienes y servicios estaban alineadas a la tasa marcadora Bs/$ de 49 (hay quienes puedan decir que la relación oscila entre 50 y 70), la magia del militar y el matemático ha ubicado la nueva referencia, producto de la subasta, en 170 Bs/$. Asumiendo como algunos dicen que la base para fijar los precios nacionales era 70, significa que los precios aumentarán 141 % a partir de ahora. Tomando en cuenta que en 2014 los aumentos en los precios de alimentos y bebidas fueron de 100%, a fines de este año los precios en general habrían acumulado un aumento bianual de más de 200%. No es verdad que la gente se acostumbre a las colas, tampoco es verdad que los puestos de trabajo que el gobierno crea (léase bachaqueros) satisfacen a los que se rebuscan; son una salida a la contingencia, una manera criolla de sobrevivir, pero de ninguna manera una solución a sus vidas. Venezuela indefectiblemente se transformará en un Estado fallido, la inflación seguirá subiendo, la escasez aumentando y la rabia hirviendo. Esto no se queda así y algo va suceder en cualquier momento.
Por ello es crucial prepararse para la transición. Este es el tiempo en que debemos estar pensando qué vamos hacer cuando se produzca el cambio. Cómo vamos a asumir las riendas del poder. Cómo nos vamos a posicionar. Cómo lograr que se preserven las instalaciones y que no las dañen. Con qué estructura organizativa vamos a gobernar. Dónde sacaremos a la gente que pueda ocupar los cargos clave. Cómo neutralizar a los colectivos. Cómo negociar con los sindicatos. Qué hacer con los medios en poder del PSUV y sus aliados. Cómo garantizar la normalidad de las operaciones. Cómo asegurar la gobernabilidad. Qué hacer en cada área de política pública para tomar las medidas de corto plazo, pero también para sembrar las de mediano y largo plazo: Seguridad y Defensa, ordenando y controlando al estamento militar; Relaciones Internacionales, asegurando la cooperación y apoyo de la comunidad internacional; Seguridad Ciudadana, garantizando la vida y propiedades de los venezolanos; Economía, negociando con el FMI y los acreedores, para obtener líneas de crédito y plazos de pago, que garanticen una recuperación de la calidad de vida de la gente; Desarrollo Urbano y Vivienda, habilitando con urgencia a los barrios y proporcionando soluciones habitacionales a quienes viven en condiciones de vulnerabilidad.