“Que una mujer golpee a un general o que un hombre sea maniatado con su cinturón al estilo medieval, comporta un desmembramiento humano colosal”
“…A los mismos campesinos, al mismo pueblo que formó Chávez, vengan Ustedes a atropellarlo. Pero no se preocupen esto empezó y todavía no ha terminado”. Lo dice un campesino detenido por la GNB en el marco de un desalojo del Hato Cañada Avileña, fundo expropiado en su momento por el Presidente HCHF. Al ver el video pensé que era un pasaje tomado de la antigua serie americana “Raíces”. Pero no. El detenido se llama Luis Palacio, habitante del municipio Rómulo Gallegos, específicamente de la parroquia Trinidad de Orichuna. Al escucharle me vino a la memoria, “el por ahora” de Chávez…
Los mismos campesinos que rescataron a Palacio, lograron extraer de la cámara de Apure TV el “video” de los hechos que se convirtieron en trending topic y tema viral en las redes sociales. Pero esta versión contrasta con la del gobernador del Estado Apure quien denunció en su programa de radio y TV “En Batalla”, que “un grupo de supuestos campesinos ocupantes no autorizados del hato La Cañada Avileña, con palos, cuchillos y piedras en las manos, retuvieron y agredieron verbal y físicamente al general Douglas Morillo, comandante de la Policía del Estado Apure, a su esposa, a Vanessa Monsalve, directora de prensa de la Gobernación, a su camarógrafo, 2 escoltas y 4 policías”. Carrizales agregó que “la agresión fue dirigida con violencia por Luis Palacio, funcionario del Sebin y escolta del Alcalde Distrital Jorge Rodríguez (a quien acuso “de terrofagia”), asegurando que este modus operandi es una reedición de la invasión del hato Campo Alegre”. Vale ilustrar que el Alcalde Distrital (del Alto Apure) es Jorge Rodríguez Galvis (Padre del ex-Ministro de Interior y Justicia, Rodríguez Torres) que lleva tres periodos de gobierno consecutivos; 2004-2008 por el MVR, 2008-2012 por el PSUV, y su tercer gobierno de 2013 a 2017, electo por el partido VBR (Vanguardia Bicentenaria). Llueven denuncias y acusaciones de parte y parte. En la lista de señalamientos, va el tráfico “institucional de combustibles hacia Colombia”, compra de fundos, contrabando de alimentos, droga, abigeato, invasiones de fundos. Desde las filas del PSUV acusan a Rodríguez de intentar crear matrices de atropello en contra de los DDHH de los campesinos. EL Alcalde Distrital por su parte formula graves acusaciones en contra del Gobernador Carrizales. Caimanes de un mismo caño, que a raíz de la muerte del HCHF, no han tenido “un muro que contenga sus locuras” (Dixit Diosdado). Dona Bárbara y Santos Luzardo en pleno desarrollo; imputándose, acusándose, y agrediéndose de una forma cómo sólo estos hombres de “revoluciones y armas”, lo conciben. Un socavamiento más obstinado y erosivo que el imaginado por los hombres de derecho, porque a diferencia de un líder democrático, aquellos embisten en un ruedo-que bien conocen-no comporta tregua, ni alguaciles, ni banderines.
La proclama “esto ya empezó…”que venga de un campesino (como lo denuncia Rodríguez Galvis) o de un funcionario del SEBIN (como lo chivatea Carrizales), evidencia un gobierno fracturado y en pie de confrontación. La diatriba no se reduce a un debate ideológico o pragmático por el poder entre rojos y azules. Son rojos contra rojos a la saga y resguardo de lo que representa el mando: dinero, impunidad, privilegios, seguridad. Y en este escenario la contienda no va de justicia, ni papeletas…”No se preocupen, esto ya empenzó y no ha terminado” es un gimoteo desde la oscuridad. Es un grito con un sinsabor a deterioro moral, ciudadano, racional. Es elocuencia de lo que teme el pueblo chavista: perder afectuosidad, deferencia. Perder “privilegios” alcanzados. Perder empoderamiento. Y retroceder a la anomia, a la invisibilidad que les degradada en abandono. Ese chavista decepcionado está en un franco proceso de migración, de estampida, cuestionando y desconociendo un liderazgo rojo que más vela por su misma tierra. Como se descocían el país el AD y COPEI de la decadencia, mientras el pueblo los veía perplejos y hambrientos, no sólo de pan, sino de dignidad. Y llegó Chávez…Y se marchó, siendo su legado tal cual, mordaz e insaciable. El cambio empezó y “no va a terminar”. Chávez lo alertó. “El pueblo me puso al frente y el pueblo decidirá si mi partida”. Auspicio de un pueblo contestatario, como el espíritu de Zamora-dirían-en la batalla de Santa Inés, que no claudicará.
Que una mujer golpee a un general o que un hombre sea maniatado con su cinturón al estilo medieval, comporta un desmembramiento humano colosal. Y por ello retumbó el “por ahora” de Chávez, como ahora el “esto ya empezó”. Lo dijo Rómulo Gallegos: “A mí me ha sucedido en estas tierras nuestras de impresionante silencio y trágica soledad, que aun no ha terminado el día sexto del Génesis, y que aún circula el soplo creador. Por eso las llamo las tierras de Dios”. Pero llegará el día séptimo (Génesis 2:3), el día que Dios bendijo y santificó, porque en él reposó toda la obra que El había creado y hecho: EL ser humano: sin cadenas, sin torturas y sin humillación. !Libre!
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