Con los ojos nublados por las lágrimas que recorren ahora mi rostro he decidido redactar algunas líneas sueltas, desordenadas tal vez, que brotan como agua de manantial desde lo más profundo de mi alma herida por la lejanía de los afectos y la soledad propia de quien se sabe en el destierro.
A veces me pregunto si realmente algunos piensan que en el Exilio la pasamos bien y no tenemos problemas que inmisericordemente nos agobian y hacen aún mucho más fuerte la carga en esta nuestra “Patria Prestada”.
Detrás de cada Exiliado hay una verdadera historia de luchas y sacrificios por Venezuela, con errores y aciertos, pero siempre con la mirada firme en la libertad y democracia de nuestro amado país.
En ocasiones más que el propio Exilio duele en el alma el destierro al que buscan someterte quienes caminan por tus mismas ideas, a quienes acompañaste en la búsqueda de nuevos y mejores horizontes para el país, o esos por los que sin conocer personalmente defendiste en sus idearios y derechos ciudadanos.
Al igual que muchos Exiliados no aspiro honores o reconocimientos, solo espero el respeto de quienes comparten la misma lucha democrática a la que sin interés personal alguno me entregué por completo hasta el último momento en que pisé suelo patrio.
El Exilio, celdas más amplias y barrotes más altos pero igual una prisión. Prisión en la que grito sin poder gritar, protesto sin poder protestar y sueño sin poder soñar. Solo toca, como hago, aferrarme a Dios y pedirle jamás me abandone y llene de fuerzas mis días para vivir a plenitud ese anhelado momento cuando nuevamente pueda abrazar a mis seres queridos y mejor aún pueda abrazar hasta el éxtasis a mi amada Venezuela.
Ya han transcurrido cinco largos años desde mí forzada partida del suelo patrio como consecuencia de la más brutal persecución política adelantada por eso que llaman “Revolución Bolivariana”. He podido desde hace rato regresar a Venezuela, pero jamás entraré por la puerta falsa, traicionando mis ideales y principios democráticos, avergonzando a mi familia y seres queridos o reconociendo que todos estos años de lucha fueron en vano; así no regresaré, pues seguro estoy lo haré pronto y con la frente en alto.
Dios bendiga a Venezuela!!